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martes, 16 de abril de 2024 | Última actualización: 20:07

La mala memoria

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José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.

Parece que tal y como avanza el transcurso de nuestra vida, es decir, vamos llegando a esa etapa conocida como tercera edad, o vejez, ocurre que se nos despistan más cosas de las habituales, tenemos olvidos con más frecuencia y además parece que se desplaza de lo social a quien ha cumplido cierta edad o se ha jubilado; tenemos recuerdos más nítidos de hechos, o acontecimientos que nos ocurrieron de niños que  de los más recientes y que en palabras de expertos tiene su lógica pues quedaron impresos en una mente más receptiva, con menos datos y con más durabilidad, cualidades que parece se van perdiendo con la edad.

Esto que forma parte de nuestra evolución como seres humanos, que es obvio que en cada persona tiene un desarrollo y evolución distinta; en política ocurre constantemente, pero con la salvedad de que en todos los partidos es igual.

Hasta que no estuvimos pasando una crisis descomunal, con desahucios, mucha gente en paro, todos con restricciones y bajada de nuestro estatus económico no tomamos la decisión social, bien es cierto que alentada por ‘los nuevos partidos’, de olvidar a todos los gestores públicos que de alguna manera, y al parecer hay muchas más que las de llevárselo crudo, no lo hicieron bien o se beneficiaron de ello.

Todos ellos han pasado al más absoluto ostracismo, y lo cierto es que me costó recordar las caras de algunos de los protagonistas de casos de corrupción que la señora Irene Montero desgranó en la moción de censura estos días, en la que por cierto obvió hablar de la financiación de su partido, del uso de las instituciones en favor suyo o de las becas compaginadas con otras tareas políticas, los Ere, cursos de formación, etc.

Muchos de ellos se encuentran en prisión, otros con casos abiertos en los juzgados y de algunos nos acordamos más como Bárcenas y Granados porque salieron casi todos los días en el Telediario y ahora a modo de recordatorio los vemos u oímos hablar de ellos periódicamente.

También ocurre con los políticos defenestrados, me pasó ayer con Íñigo Errejón, ¿se acuerdan de él? Con sus gafas de empollón y aspecto cuidadísimo de ‘enfant terrible’, me sorprendió verlo, se mantiene joven  y con mejor aspecto, claro ahora trabaja menos.

Esta mala memoria les ocurre incluso de un día para otro, fíjense que a Felipe González se le ‘olvidó’ asistir a la apertura del Congreso del PSOE ,porque estaba trabajando por La Paz; otros tenían la agenda verdaderamente repleta como  Rubalcaba, Zapatero, y la presidenta Susana Díaz, que no pudo modificar un vuelo a París para asistir a la clausura y participar en el ensalzamiento de Sánchez junto a una parte de la delegación de Andalucía, que pobres, creo se les olvidó cambiar el billete del AVE a Sevilla y tampoco pudieron quedarse.

Tampoco olvidemos la memoria quebradiza en ocasiones de Mariano Rajoy, hay que ser ecuánimes, que en cuanto dice que confía en alguien, va se le olvida y al día siguiente es dimisionado.

No sé, creo que esto de dedicarse a la política adelanta  de un modo exponencial los llamados males de la vejez, entre ellos  la mala memoria, igual mejor no nos dedicamos a ello.