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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 23:00

Tropezar dos veces en la misma piedra

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Luis Andrés Cisneros.

Cuando, en noviembre de 2013, el entonces Presidente de la Generalidad, Alberto Fabra, procedió al cierre de Radiotelevisión Valenciana, se convirtió en el primer político español que clausuraba, según manifestó por razones económicas, un medio de comunicación ruinoso y deficitario.

Parecía que la cordura, la sensatez y la adecuada gestión, empezaban a asomar en el ‘cachondeo’ generalizado que suponían las máquinas propagandísticas con las que se habían dotado las distintas Comunidades Autónomas.

Es más, ninguna televisión pública subsistía por sus propios medios, y se mantenían ‘a flote’ gracias a las inyecciones monetarias que los dirigentes políticos de sus correspondientes comunidades, les insuflaban, año tras año, vía lo que los ciudadanos aportábamos a través de los impuestos. Ya se sabe, según creen muchos políticos ‘el dinero público no es de nadie’

Desde el Tribunal de Cuentas Valenciano, ya en 1988, denunciaba que mantener dicho medio de comunicación (con sus satélites oportunos) suponía para los contribuyentes algo más de 3 millones de Euros. Esta situación era insostenible para cualquier economía.

El costo de mantener un elemento de servicio al gobierno de turno y de adoctrinamiento de la población, se repartió a partes iguales entre el PSOE, que decidió crear el Ente, y el PP que le sustituyó. Ambos engañaban diciendo que era un aparato al servicio de la ‘cultura valenciana’, pero era un instrumento partidista y sobredimensionado.

Pues bien en la vida, como en el circo, es válido el dicho del ‘más dificíl todavía’ y los actuales dirigentes de nuestra Comunidad han llegado a la conclusión de que, para el adecuado futuro y supervivencia de calidad de vida de nuestros descendientes, es necesaria la creación de otra televisión la cual hay que pagar a escote entre todos nosotros.

Y donde ya han rizado el rizo, ha sido en el nombre: À. Que tendrá que leerse ‘a punt’. Lo han bordado, el nombre elegido es calcado al eslogan de los secesionistas de Cataluña y, para más señas, lo ha creado el señor Risto Mejide, que tiene su despacho profesional en la ciudad condal.

La justificación sobre el acento grave en la A, de que es una seña identitaria de nuestra Comunidad y que esa letra está en el  nombre de las tres ciudades capital de provincia, no cuela, podrían haber elegido la L que se encuentra en los tres nombres. También lo es la paella y no se les ha ocurrido colocar una en el logotipo (por cierto, figura conocida a nivel mundial).

Pero no acaban aquí las curiosas coincidencias. Para desarrollar la imagen corporativa de la nueva máquina de chupar impuestos, al final han elegido a tres empresas y ¡oh! sorpresa, una de ellas se denomina Aftershare, por casualidad propiedad del mismo Risto Mejide.

Claro, no se conforman con la televisión, a este necesario ente, hay que añadir, dos cadenas de radio, plataforma web, redes sociales, aplicaciones para dispositivos móviles, canal de televisión híbrida y Smart TV y, qué previsores son, aquellos de futura creación.

Para dirigir todo este entramado, han designado, otra nueva casualidad, a la que era hasta hace poco, corresponsal de TV3 en la Comunidad Valenciana. Como es lógico pensar  su nombramiento lo ha sido con los votos de PSOE, Compromis, Podemos y la representante de UGT. Seguro que no se lo habían imaginado.

Asimismo, el presupuesto inicial, ha sido fijado en 55 millones de Euros. Pero no se preocupen que, se admiten apuestas, este montante puede ser superado en breve. Todo sea por la enseñanza del catalán.

Mientras, el Presidente Puig sigue plañendo por todas las esquinas que necesita una financiación más elevada, ya que dice no poder atender tantos frentes.  Para demostrar que no puede, se monta su tele particular (más bien pienso que el control de este ente no corresponderá a su partido), ¿o no Sra. Oltra?.

Recuerdan que hace poco se reunieron los presidentes de Cataluña, Baleares y Valencia. Seguro que fue en ese contubernio que, según ellos era para debatir temas lingüísticos y culturales, donde se decidieron las políticas catalanistas que debían de imponerse en el futuro.

A partir de este momento, demos por extinguido el español y herido de muerte el valenciano. Eso sí, de momento lo único que saben hacer es pedir dinero por todas partes e imponer sus férreas imposiciones del Pensamiento Único.

Ya lo dice el refrán ‘el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra’. Pero estos pancatalanistas no han tropezado, se han echado voluntariamente en brazos de los secesionistas. Es probable que en el código deontológico de la nueva Corporación de Radio y Televisión, se establezcan multas y sanciones para los que hablen español, en breve, y después valenciano.

Y los otros partidos ¿qué dicen?. Salvo VOX que ha denunciado este atropello, los demás callan, como de costumbre.

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Yo sí que estoy orgulloso de ser español. ¡Viva España!