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martes, 23 de abril de 2024 | Última actualización: 16:04

En defensa del software libre

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Juan Teodoro Vidal. Químico. 

El “software libre” es una muestra de que los humanos podemos ser colaborativos. En oposición al “software propietario”, que sería fruto de ser competitivos. En este mundo en que todo lo que hacemos tiene una componente económica, es muy normal que todo se enfoque para lograr ser más eficientes que nuestros posibles competidores, con el fin de dominar de forma creciente una cota de mercado, que nos permita una mejor defensa de nuestra empresa y de nuestro negocio o actividad. Pero hay dos estrategias posibles para lograr ese objetivo basadas, respectivamente, en la competencia y en la colaboración.

En la competencia se ha basado tradicionalmente durante siglos la mejora de los métodos y de los productos. Al menos en la competencia entre negocios concurrentes. Las grandes compañías de software han prosperado porque han sido capaces de captar una gran parte de los clientes mediante sistemas operativos y programas que satisfacen las necesidades de los usuarios de forma efectiva. Estamos hablando de “software propietario”, protegido por patentes y por el secreto empresarial, que sigue la pauta competitiva, intentando arrancar a la competencia la mayor porción del mercado posible. Aunque Microsoft ha estado dominando, mediante su estrategia comercial, el mercado de ordenadores personales con su omnipresente Windows que viene cargado por defecto en la mayoría de los nuevos ordenadores, Apple, gracias a su talento innovador, ha sido líder en el segmento de ordenadores para diseño industrial con su sistema operativo MacOS y más recientemente ha jugado un papel decisivo con su iPad en el lanzamiento de las tabletas, y con su iPhone en el mundo de los smartphones, ambos nuevos “Gadgets” que, tal como avanza la capacidad de estos artefactos, son actuales y futuros sustitutos en la práctica, de los ordenadores personales.

En la informática de gran consumo dedicada a usuarios particulares, además de los dos sistemas operativos propietarios: Windows y MacOS enfocados a los mencionados dos segmentos distintos, las grandes compañías han comercializado programas con una gran acogida, en particular el Microsoft Office, por todos conocido para edición de textos, hojas de cálculo, presentaciones, etc. y los programas de Adobe para diseño, como la Creative Suite, que incluye el archiconocido PhotoShop, junto con otros.

Pues bien, mientras tanto, hace tres décadas, siguiendo una estrategia de desarrollo de “software libre” basado en la colaboración a nivel mundial y en el uso de código abierto, ambos principios siendo radicalmente distintos de los empleados por las grandes compañías de software dominantes del mercado, surgió el proyecto GNU liderado por Richard M. Stallman, para la creación de un sistema operativo de “software libre”, incluidos los instrumentos para su programación. Más tarde, en 1991, Linus Torvalds, desarrolló el núcleo de lo que después se convertiría en lo que hoy conocemos como el núcleo de Linux.  Con estos pasos empezó un proceso que ha dado como resultado lo que tenemos ahora: una multitud de versiones distintas del núcleo y programas que constituyen distintos “sabores” o “distribuciones” de Linux, aptas para funcionar en todas las arquitecturas de ordenadores usuales. Este sistema operativo, una vez instalado en los ordenadores personales, no solo tiene las prestaciones que cualquier usuario puede esperar para un sistema operativo comercial sino que, por esa misma multiplicidad, en algunos aspectos es más innovador que los sistemas operativos propietarios.

En paralelo, muchos desarrolladores han puesto a disposición de los usuarios, distintos programas que cumplan a la perfección los mismos cometidos que los programas propietarios, y que funcionan tanto en Linux como en Windows, pero que son gratuitos. Algunas de las funciones que pueden hacerse con estos programas sólo existen como funciones de software libre. Otros, resultan una sustitución muy convincente del software propietario. Como ejemplos citaremos LibreOffice, alternativo de Microsoft Office, Gimp alternativo de PhotoShop.

Las razones por las que usar software libre son muy variadas:

Muchas de las distribuciones de Linux están diseñadas para su uso educativo,

Otras se han desarrollado para reaprovechar viejos ordenadores en los que no se puede hacer funcionar las nuevas versiones de sistema operativo propietario, cada vez más exigentes de recursos.

Todos los programas son sin coste para el usuario.

Se evita la copia ilegal de programas propietarios, que están protegidos por derechos.

Y de una forma genérica se contribuye a que muchos desarrolladores sigan trabajando con esa filosofía de colaboración en lugar de la competencia.

Son muchas buenas razones para usar software libre.

En mi blog, hay una sección dedicada casi exclusivamente a software libre: http://3palmeras.wordpress.com/ordenadores/ . Remito a esa dirección al paciente lector para más información.