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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 18:33

De churras y merinas

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Juan Giner. Militar en la Reserva e Investigador Histórico.

Primar el esfuerzo sin excluir la igualdad de oportunidades. Y es que quizás deberíamos de asumir que el Estado o usted y yo, en definitiva, no somos deudores del alumno, en todo caso, y si así fuere, es el educando el que en base a sus demostradas cualidades de esfuerzo en el estudio y manifiestamente demostrable con su expediente académico se hará merecedor a la ayuda económica que acordemos hasta la finalización de sus estudios.

Hace unas fechas se me interpeló en un programa televisivo si sería aceptable rebajar el sueldo de un trabajador a 500 euros mensuales, a lo que respondí que esto representaría un retroceso socio-económico de todas formas incongruente al margen de la actual situación de crisis que atravesamos.

Así, también hace pocas fechas, escuché el argumento televisivo de un padre de la patria congresista que se enorgullecía de haber sido un estudiante mediocre al no superar el 4,75 y sólo en base a la clemencia de sus profesores superó el 5. Y usted y yo estamos cargando con el sueldo de tan destacada eminencia.

Si analizamos el porcentaje de los abandonos en estudios de los universitarios que accedieron a sus carreras con un 5 ó 5,5 vemos que el abandono en las mismas es un 20% mayor que la de aquellos cuya nota fue de 6,5, e incluso que estos últimos finalizan sus estudios con una diferencia de tres a uno respecto a los anteriores.

Hay que implicarse a fondo en la igual de oportunidades y becar sin más a los que por sus méritos académicos se hagan acreedores a las ayudas por haber sabido conjugar el verbo estudiar y no el de vegetar. Y mientras no exista otra posibilidad medible, la nota ‘in crescendo’ es hasta la fecha la única aceptable y no al revés como los sueldos de 500 euros o las eminencias patrias que estamos sufriendo.