José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Los deberes escolares son una eficaz para reforzar y afianzar los conocimientos que se imparten en el aula.
No deben ser en caso alguno desproporcionados, siempre ajustados a las características del alumno y lo que es esencial, deben dejar tiempo a los niños para jugar; el juego es esencial para su desarrollo físico y emocional.
El tutor tiene la obligación de coordinar los deberes con el resto de los docentes. Hay que evitar la reiterada sobresaturación que tan mala fama les dan; ahora hay menos alumnos, personalizarlos y si me apuran mucho hacer un traje a medida para cada uno es mucho más fácil para los maestros.
Cada alumno es diferente por lo que lo anterior, es decir su ajuste y personalización, evitará que supongan una carga que lejos de conseguir sus objetivos, provoque en la familia situaciones de tensión y malhumor.
El modo de proceder en ocasiones de los padres tampoco contribuye a la normalización de esta tarea, ya que los vivimos como propios. No es de extrañar que la madre/padre pregunte a sus hijos al salir del colegio el viernes ¿cuántos llevas?, haciendo mención a los susodichos.
Los padres educan, no instruyen, no suplantan la correcta labor del docente, ni la suplen, animan, supervisan, acompañan y como no ayudan a resolver dudas, pero no hacen los deberes con y por sus hijos en situaciones de normalidad. Hay padres que están estudiando nuevamente la ESO y Bachillerato con sus hijos, pues más que acompañarlos, han estudiado juntos, barbaridad, tras barbaridad.
Acontece pensar aquello que "entre todos la mataron ...." ya que la mala prensa que tienen los deberes es la suma de planteamientos y actitudes inapropiadas que se inician en el colegio o instituto cuando el tutor no supervisa la cantidad de deberes que los diferentes profesores ponen a los alumnos; para los alumnos en muchos casos supone el tener que volver a estudiar lo que les han dicho en clase y de lo que se han entero poco y mal por motivos varios, sin olvidarnos de los alumnos que tienen alguna dificultad añadida en el aprendizaje y que no reciben un trato específico; por último padres excesivamente protectores que están a su lado, si, físicamente mientras los hacen, sin dejar que se equivoquen, eliminando la posibilidad que en aprendizaje conlleva errar y corregir.
No se trata de decidir entre deberes si o deberes no; se trata de responder al modelo educativo que queremos, por ser el más eficaz y eficiente para los alumnos, por lo que resulta obvio que deberes si, en su justa medida, bajo la supervisión de docentes que enseñan de verdad y con familias en las que se ayuda, pero no se hacen. Esta es nuestra España y estas nuestras gentes, compararnos con otros países está bien, pero es aquí donde hemos de trabajar partiendo de quienes somos y como estamos, lo demás, ganas de marear la perdiz.