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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

Calor, calor

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José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.

A decir de los ancianos del lugar todos los veranos nos quejamos de lo mismo, y repetimos aquello que este año la caló es insoportable. Vaya por delante el que es típico y tópico, aunque las olas de calor, cual lema en canción de la recordada Rocio Jurado se han subido a nuestro diario vivir y no hay manera que se vayan por mucho que las monísimas ellas y apuestos ellos mujeres y hombres del tiempo intenten tranquilizarnos con refranes, que si no, que si será  otra ola lo de la semana que viene, en fin, son cosas del verano e incluso puede que del cambio climático.

Que el calor afecta a nuestros comportamientos, nuestra manera de actuar  y a la toma de decisiones está más que estudiado; ahora bien, me corroe   la duda  si serán estas olas de calor tan frecuentes y repetidas las que están haciendo actuar cual verdadera gastroenteritis mental  a  parte de nuestros próceres políticos.

El comportamiento de la alcaldesa de la Ciudad Condal y su séquito de concejales no tiene desperdicio y me temo  sea debido a este calor que por lo visto en sus despachos se acrecienta  y les desvían la ocupación, preocupación y gestión  a temas que muchas generación tenemos superados y olvidados. ¿El Rey sobre representado? ¿Los símbolos republicanos poco representados? ¿Los nombres de las calles franquistas o antidemocráticos?, por favor, un poco de seriedad y respeto, que somos mayores.

Hay que ser cateto para dedicar en el año 2015 tiempo, dinero y  esfuerzo en semejantes memeces; resulta inaceptable que, siendo una propuesta política de quienes  han vendido el que estamos con cientos de miles de niños sin poder comer, con la mitad  de la población desahuciada, lo urgente sea quitar el busto de D. Juan Carlos. Todo ello desde el respeto y consideración que merecen como personas los que han perdido su casa o tienen dificultades para alimentar a los suyos.

No voy a repetir que la figura del Jefe del Estado, presente o anterior, merece el respeto debido y que lo es porque así quisimos la inmensa mayoría un día. Estas mamarrachadas, que por cierto les dejan en evidencia, solo sirven para poner de manifiesto el sectarismo implícito que les caracteriza.

Por cierto, que nadie vaya a creer que esto de la caló solo afecta a los políticos  mediterráneos o valencianos del norte; el mismo tema o primo hermano ya lo han tratado en los madriles, donde la señora Carmena no tuvo más remedio que reconocer que no es un tema urgente, pero como gobierna con quien gobierna, no hay más remedio, pactar obliga.

Esperemos que la sensatez, la cordura, la coherencia vaya asentándose y el furor  provocado por estos calores sea pasajero, pues si esto es  la otra forma de gobernar que nos prometieron a mí solo  me recuerda a otros tiempos pasados y con olor a naftalina.