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jueves, 18 de abril de 2024 | Última actualización: 18:43

Hoy y hace casi un siglo

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

En el pasado mes de Abril, después de las elecciones en que Sánchez accedió al Gobierno una vez agotada la Moción de Censura de Mayo de 2018, publiqué una columna en este mismo diario que titulé, parodiando el falso libro del Presidente, ‘Manual de resistencia’.

Burla burlando daba allí una serie de consejos para la media España votante de derechas, que veía hundirse el mundo con la llegada de un Gabinete que no traía las mejores credenciales. Lamento decírselo pero aquel "Gobierno bonito", como fue calificado, era jauja comparado con el que nos acaba de aterrizar.

Teóricamente, la composición de éste no puede ser peor porque, como es bien sabido, incluye un socialismo escorado a la izquierda para no dejarse rebasar por Podemos, fuertes dosis de bolivarianismo, unas gotas de comunismo a la cubana y todo ello con el indispensable respaldo de la derecha chupoptera vasca, el abstencionismo del separatismo republicano catalán y el de un filoterrorismo reciclado.

Llamar a ese conglomerado ‘Frente Popular’ es un decir. El que apareció en España que nos condujo a la Guerra Civil era menos amenazador que el potpurrí que asoma.

¿Qué hay de diferente en el Gobierno que llega para que nuestra intranquilidad no sea extrema y para que no estemos haciendo las maletas para poner tierra de por medio? La diferencia fundamental entre aquellos años treinta del pasado siglo y los actuales, es precisamente las circunstancias históricas de ambos periodos.

En los años treinta del siglo XX no existía ni la OTAN, ni la UE, ni siquiera la ONU. Europa estaba en una tregua inestable entre las dos Guerras Mundiales, con el comunismo, el nazismo y el fascismo campando por medio continente y con una República en España incapaz de contener la situación lo que condujo a un caos social incontrolable. Omito extenderme en detalles sobre los crímenes, los incendios, la inestabilidad y la guerra civil que se desencadenó. Los políticos de entonces, desde Alcalá Zamora y Azaña hasta Largo, Negrín, Ibarruri, Giner de los Ríos, Companys y Calvo Sotelo, no eran ni mejores ni peores que los actuales.

Pero la Europa y el mundo actual son muy diferentes. Desde que nacieron la OTAN y la UE en el continente no ha habido choques entre países socios. España tiene hoy una democracia que se cuenta entre las más sólidas del mundo. Hemos alcanzado un nivel de prosperidad considerable, pese a las deficiencias laborales, presupuestarias y de otro género.

Contamos con una Monarquía moderna y respetada por la mayoría del país. Un poder judicial que pese a las críticas que recibe está por encima de un legislativo circense y de un ejecutivo en rodaje. La Oposición tiene el respaldo desunido de más de la mitad de los votantes del país.

¿Y el Gobierno? Se basa en un PSOE debilitado, con el menor número de votos alcanzado hasta ahora lo que le ha forzado a apoyarse en los grupos antes apuntados. ¿Qué estabilidad va a proporcionar dicho Gobierno y qué posibilidades de durabilidad tiene? Hasta ahora los hechos que han creado más intranquilidad  han sido por supuesto el necesario pacto del PSOE con la ultraizquierda, el hecho de que el Gabinete se haya visto plagado de nepotismo materializado en la pareja Iglesias-Montero, la de Batet con Campo y el hecho de que la cuestionada Ministra de Justicia Dolores Delgado haya pasado a ser Fiscal General del Estado.

Es como si el Ejecutivo quisiera desacreditar al Judicial. Primero fue la neutralización de la Abogacía del Estado a la que transmutó en Abogacía del Gobierno y ahora hace otro tanto con la Fiscalía que dé Estatal pasa a ser Gubernamental.

O mucho me equivoco o las primeras zozobras del Ejecutivo vendrán por esos flancos. Y también por la Mesa negociadora con Cataluña que dependerá del futuro de los sediciosos incluido Torra, así como de las elecciones a la Generalitat y al Parlament.

El Gobierno transmite la impresión de provisionalidad. Si a medio plazo la coalición no funcionara, en cuestión de horas, las cinco carteras de UP podrían ser absorbidas, sin traumas, por los restantes 17 Ministerios de los que aquellas se han desgajado. Aunque a decir verdad, una vez los comunistas han accedido al Gobierno  no va a ser fácil apartarlos de él.

Veremos si nuestra sociedad y nuestra economía logran funcionar con esta coalición mejor que lo hizo el PSOE en solitario en sus dos andaduras anteriores. Seria toda una lección de Historia.