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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 00:44

La presidencia del Congreso

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Cuando después de las elecciones del 20-D, se escogió al socialista Patxi López para presidir el Congreso de los Diputados, todos los españoles pensamos que aquello era el preludio a la pronta formación de un gobierno del PP que, a fin de cuentas, había ganado las elecciones con considerable ventaja sobre el PSOE y aún mayor sobre P,s y C,s.

No habíamos calculado correctamente la nueva formación multipartidista de las Cortes, la ambición desbocada de Sánchez  y de sus escuderos y la capacidad de marrullería de su partido a la vez que la candidez del PP. Querer llevarse el segundo y el tercer poderes del Estado, con la aquiescencia del primero, pese a haber cosechado el peor resultado electoral jamás alcanzado por su partido en toda su historia, probaba el grado de desorientación a que habíamos llegado en el país.

Aunque solo fuera por ese recuerdo cercano y por la actuación nada neutral que se espera de un presidente del Congreso que mostró el Señor López -un político por lo demás mediocre-  el nombramiento para el cargo de Ana Pastor me parece una buena noticia para España, aunque es evidente que algunos no compartirán esta afirmación.
No voy a entrar en consideraciones sobre si hubo otros candidatos del PP igualmente cualificados para ocupar el puesto. Tampoco sobre la composición de la Mesa, con el mosqueo de la vicepresidenta primera Celia Villalobos, y los tremendos insultos proferidos por Rosa Díez al nuevo vicepresidente, su ex-correligionario y tránsfuga, Ignacio Prendes.

Tampoco abordaré a fondo el significado de los diez votos misteriosos que se encontraron de regalo el PP y C,s y que parece provienen del PNV y del CDC. Me resisto a creer que el PP sea tan inocente  como para haber pactado con los dos partidos nacionalistas, consciente de que la ganancia de 10 votos podía  hacerle perder 32. Creo y espero que todo quedará en una tormenta en un vaso de agua.

Lo que importa hoy es que tenemos una presidenta capaz, trabajadora, moderada, honrada que, sin duda, ejercerá su cargo con el equilibrio que éste requiere.

Confiemos en que cumplido el primer paso electoral, los siguientes capítulos -las consultas del Rey, las negociaciones entre los partidos y la designación del candidato a la presidencia del gobierno- sean constructivos  y que pronto tengamos al líder del partido ganador, continuando la buena labor de reconstrucción del país que desarrolló durante su primer mandato.

Cualquier otra posibilidad -formación de un Frente Popular de perdedores o celebración de terceras elecciones- deben excluirse por ser peligrosisimas. Se rumorea que una nueva llamada a las urnas antes de fin de año podrían dar mayoría absoluta al PP. Me parece difícil ya que para ello tendría que desaparecer C,s y reducirse aún más el nivel del PSOE. Sin excluir la posibilidad de que se diera el sorpasso, una eventualidad ésta en mi opinión con mayores probabilidades a que el PP alcanzara los 176 escaños.