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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 13:28

El modelo italiano

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Lo que está ocurriendo en los países europeos no puede sernos, en absoluto, ajeno. En estos últimos días ha habido dos acontecimientos políticos en nuestra vecindad, muy importantes: el primero ha sido el pacto de gobernabilidad entre los dos grandes partidos alemanes que confirman el mantenimiento del bipartidismo -aunque con un avance alarmante de la ultraderecha de ‘Nueva Alemania’-.

El segundo evento ha sido, por el contrario, la derrota del bipartidismo conocida en las elecciones italianas. Veamos lo que está pasando en nuestro vecino mediterráneo.

Como aparentemente la política italiana es muy difícil de entender, recordaré a modo de introducción los cuatro partidos básicos con que cuenta el país:

-Forza Italia, de Silvio Berlusconi, actualmente inhabilitado por sus delitos fiscales y por tanto no figuraba como cabeza de lista de su partido.

-El partido Democrático de Matteo Renzi, el joven ex alcalde de Florencia y ex Primer ministro durante el largo periodo -para los cánones italianos- de dos años.

-La Liga (Norte) de Matteo Salvini, separatista al estilo catalán.

-El Movimiento 5 Estrellas (M5S) fundado hace un decenio por el cómico Beppe Grillo y ahora dirigido por el jovencísimo Luigi di Maio (31 años).

Los dos primeros pueden considerarse como los clásicos representantes de la derecha y de la izquierda que durante décadas han estado gobernando Italia y encabezando la mayoría de los 75 gobiernos  conocidos en el país desde el final de la segunda Guerra Mundial.

La Liga y el M5S son de reciente creación y aunque antagonistas entre si (los primeros son la extrema derecha semejante al LePenismo francés y los segundos, la extrema izquierda vagamente parecidos al Podemismo español) ambos tienen en común  su carácter anti-sistema y anti-europeo, aunque este último rasgo lo estén maquillando por estrategias electorales.

Lo más preocupante de las recientes elecciones es que uno de cada tres votos ha ido a parar al M5S y uno de cada dos al conjunto de los dos partidos anti-sistema, es decir, la Liga y el M5S. Afortunadamente una coalición de ambos para gobernar Italia parece muy poco probable y por lo tanto la solución al rompecabezas aparecido tras las elecciones de 4-M pasara por una coalición del M5S con las izquierdas que moderaría el ideario extremista de aquellos.

La segunda alternativa seria la alianza de la derecha con los tránsfugas que se produjeran en los restantes partidos y que permitieran llegar al 40% de los votos. Hay que recordar en este punto, que el transfuguismo es una práctica habitual y masiva en Italia y no sería de extrañar que nuestros vecinos encontraran la solución por esta vía.

La lección a extraer de lo que está ocurriendo en casi todos los países europeos es que los partidos tradicionales están viéndose alcanzados, rebasados o sustituidos por otros de reciente formación que nacen con vocación de modernidad, de transversalidad y de desideologización.

Así ha ocurrido en Italia donde por primera vez una de estas formaciones -el M5S- ha vencido las elecciones. Y así ocurre en Francia, en Países Bajos, en Alemania, en Polonia, cada uno a su manera, donde nuevos partidos euro escépticos, anti sistema, xenófobos, enemigos de la inmigración, desconfiados de la vieja política y de los antiguos políticos, se acercan cada vez más al poder.

Supongo que lo que les estoy contando no les suena tan diferente. Por el momento en España aún no tenemos partidos de ultraderecha. De todo lo demás andamos ‘sobraos’.