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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:59

Manifestaciones

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

La manifestación/huelga del Día Internacional de la Mujer nos pilló en Madrid, pero a menos que uno se desplazara a la zona de Callao-Plaza de España donde se apiñaron 160.000 personas, apenas se enteraba de los eventos excepto por la televisión. También la prensa extranjera recogió las ‘celebraciones’ españolas del 8-M como si fueran las más importantes del mundo y apuntando a casi 6 millones de participantes en todo el país.

Daba la impresión de que la mujer española es la más atrasada, discriminada, maltratada del mundo y que, de paso, está en guerra con el hombre que de forma generalizada la ofende y la sojuzga, todo lo cual es radicalmente falso.

En casi todos los países europeos hay más violencia machista que en el nuestro pero nosotros teníamos que señalarnos y dar la nota. Tampoco es en España donde hay más diferencias salariales por razón de género. Ni tampoco donde se dan más problemas laborales por razón de natalidad ya que en la actualidad el índice de fertilidad de España es de los más bajos del mundo.

Pero, en fin, bien está si al final la movida española sirve para llamar la atención a escala global de la discriminación de la mujer en el mundo árabe, en el iraní, el africano, el asiático o incluso en los muy civilizados países del Norte europeo  donde hay más violencia machista que en el nuestro (ejemplo: en el Reino Unido, justo el doble de crímenes machistas que en España).

Creo sinceramente en la igualdad mujer-hombre. Reconozco la superioridad de las mujeres en muchos aspectos fundamentales de la vida. No podría ser de otra forma por respeto a mi mujer polaca en cuyo país hombres y mujeres en igual medida se batieron por preservar su independencia y por deshacerse del yugo comunista. Y también por respeto a mis dos hijas a quienes dimos exactamente las mismas oportunidades que a nuestro hijo y los tres supieron aprovecharlas y situarse muy bien en la vida.

Pero ahí tenemos el 8-M, otra fecha para la huelga y para los partidos que quieran sacar provecho electoral (haya o no elecciones inmediatas a la vista), independientemente de cómo sus dirigentes actúen respecto a la mujer.

Y es que en España hay más de 20 millones de mujeres, casi todas ellas con derecho a voto y es una baza demasiado apetitosa para que ningún partido la pueda ignorar. De ahí que Rajoy tuviera que corregir a sus correligionarias que quisieron mostrarse doblemente ocupadas el 8-M, a la japonesa, y hacer una genuflexión por quienes montaron la gran celebración de ese día.

Hace poco hemos conocido otras manifestaciones, por ejemplo la de los pensionistas (casi 10 millones) y la de las fuerzas del orden que aunque numéricamente no son tentadoras, su reclamación de igualdad de trato respecto a los mozos de escuadra está dentro de toda lógica y conocía el soporte generalizado del país. Nota: ¿Por qué no subir los sueldos de la guardia civil y la policía nacional al nivel de los de los mozos y bajar los de éstos al nivel antiguo de aquellos? Al menos durante varios años, hasta que se compruebe su lealtad y su utilidad.

Y no digamos de las manifestaciones y carnavales gay. Hace años podrían tener sentido por tratarse de una minoría discriminada pero hoy, si existe alguna discriminación es posiblemente a su favor por lo que el orgullo gay tiene tan poca razón de ser como el orgullo hetero. Y pese a todo, los partidos se pirran por tomar la bandera y ponerse al frente del arco iris.

Aún quedan muchos otros grupos sociales con capacidad para manifestarse y reclamar sus derechos: los jóvenes sin opción al trabajo (el 50% de los menores de 25 años, muchos millones de NiNis); los parados de mediana edad, sin ningún horizonte laboral, que una vez salen del sistema no ven cómo volver a entrar en él los ancianos desvalidos y solitarios, no solo con escasas pensiones sino también carentes de un mal familiar al que abrazar.

En resumen: casi toda la sociedad es susceptible de organizar sus manifestaciones y sus huelgas y en cuanto su número sea electoralmente significativo ya verán como los partidos políticos, mucho más por interés que por convicción, se precipitan a ponerse a su frente. Al fin y al cabo en Madrid, a diario no hay menos de diez movidas de protesta. Vimos algunas más modestas en el mismísimo día 8-M.