Jorge Fuentes. Embajador de España.
Recuerdo haber escuchado decir a Francisco Fernandez Ordóñez (PAFO) a la sazón titular de Exteriores y, en mi opinión, junto con Pique, el mejor que hemos tenido en democracia, que el hándicap de su hermano menor Miguel Angel (MAFO) para seguir su vocación política, era precisamente el ser hermano de un Ministro.
Por entonces era yo Embajador adjunto en Washington y MAFO había obtenido un puesto de buen nivel en el Banco Mundial. Nos veíamos con bastante frecuencia tomando el subvencionado menú del Banco o el mucho mejor menú de la Embajada, y siempre tuve la impresión de que MAFO aguardaba su oportunidad para dar el salto político en España.
PAFO tuvo razón y a su muerte, ZP nombró a MAFO Gobernador del Banco de España un cargo al menos de la misma envergadura que el de un Ministro, bastante mejor remunerado y con superior responsabilidad.
Quizá por ello, algunos gobernadores del BdE han salido malparados del cargo. En cuanto a Fernandez Ordóñez, después de cinco años fuera del puesto y con escasa visibilidad pública, parecía que las instituciones judiciales se habían olvidado de él. Pero ya sabemos que la Justicia actúa lentamente y con inspiración política. Si la cuestión ha salido precisamente ahora y no antes o después, por algo será.
MAFO y Julio Segura (presidente por entonces de la Comisión Nacional del Mercado de Valores) acaban de empezar a ser investigados (antes, imputados) por su responsabilidad en la salida en bolsa de Bankia y ello a pesar de las reiteradas advertencias de los inspectores, sobre las disfunciones bursátiles que tal decisión conllevaría, tanto en el mercado de valores como sobre el pequeño ahorrador y sobre el contribuyente en general. Las pérdidas de Bankia conllevaron el desembolso de 22.000 millones de euros que fueron extraídos de nuestros bolsillos vía presupuesto nacional.
La operación no ha hecho más que empezar y veremos cómo acaba. Lamentaría que MAFO no pudiera probar su exculpación en el caso, pero celebraré que los desaguisados de Bankia y de las Cajas de Ahorro sean sancionados como corresponde. No creo ni deseo que nadie vaya a parar a la cárcel pero si desearía ver que todos los que se enriquecieron injusta y abusivamente (eufemismo fino para decir que robaron) devolvieran hasta el último céntimo sustraído.
En la lucha contra la corrupción lo fundamental es la devolución de lo robado. Eso es lo que la ciudadanía demanda y eso es precisamente lo que menos se cumple. La inhabilitación, la pena de telediario o incluso la cárcel son castigos relativamente menores si el corrupto cuenta con un buen paquete de millones que le aguarda a la vuelta de la esquina y con el que alegrará el ánimo el resto de sus días.
El mundo judicial tiene por delante, en los próximos meses y años, una ancha y difícil tarea. Ojalá sepa desplegarla con diligencia, coraje y equilibrio, sin dejarse influir por el rango de los acusados, su signo político o la región de la que provienen.
Por cierto, no se escandalicen demasiado con la sentencia NOOS: la Justicia ha puesto las cosas en su lugar quitando el morbo añadido por el pueblo, por el juez Castro y el fiscal Horrach y por ser los imputados quienes son. Porque, ¿en qué cabeza cabe que un balonmanista pillo iba a cargar con casi 20 años de prisión por muy yernísimo que fuera? Sin duda se hablará mucho del tema pero un servidor no piensa volver a hacerlo ni hoy ni nunca.
