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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:59

La lógica política

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Recuerden cuánto se hablaba en el pasado; en los tiempos pre-democráticos, de la lacra que representaba para la vida cultural y política, la existencia de la censura. Eran muchos los libros y las películas que no cruzaban la frontera y los españoles teníamos que acceder a ellos en cualquier otro país vecino, particularmente en Francia, donde los libreros y propietarios de salas de cine de Perpiñán y alrededores hacían su agosto con los curiosos y frustrados españoles.

Hoy la censura prácticamente ha desaparecido y ya nadie habla del tema. Aunque caigo en la cuenta de que existe en la actualidad otra especie de control que reaparece bajo la forma del abuso de lo políticamente correcto. Cada vez que no decimos las cosas como son sino como es más conveniente decirlas, del modo que no va a crear turbulencias, si en cuanto se produce un atentado yihadista las autoridades se precipitan a decir la obviedad de que no todos los musulmanes son terroristas, estamos sufriendo una horrible forma de censura que reaparece con mil rostros y debilita la calidad de nuestra vida democrática.

Admitamos que en la vida política como en la social hay que calcular bien cómo y cuándo se dicen las cosas a fin de mantener la paz y el orden social. A veces la absoluta sinceridad tanto en lo público como en lo privado rozaría el terreno del tremendismo y de la incorrección. Pero una cosa es ser diplomático y otra muy distinta es mentir. La corrección política esta con frecuencia, cerca de la falsedad.

Sin embargo, engañar a la ciudadanía no es tan sencillo. No por la especial perspicacia del pueblo sino porque, en la vida, existe una lógica política según la cual cada causa conlleva un efecto casi inevitable; cada acción lleva aparejada una reacción. Veamos algunos ejemplos.

1-La existencia de un elevado número de parados, pongamos seis millones, casi un tercio de la población activa de un país como España, ineludiblemente debía derivar en la aparición de un movimiento político que se situara al frente de la masa de indignados y desesperados y se aprovechara de ellos para instalarse en el sistema con todos los privilegios de casta y todas sus corruptelas que con tanta saña habían criticado. Tal situación durará hasta tanto la cifra de paro haya bajado hasta porcentajes asumibles inferiores al 10%.

2-No es posible estar sufriendo a diario ataques terroristas de planificación cada vez más sencilla (vehículos arrollando a multitudes, acuchillamiento de transeúntes, incendio de inmuebles etc.) sin que pronto o tarde salte una reacción  no ya en el campo de batalla de Oriente Medio sino en las mezquitas o en los guetos de las capitales occidentales donde los yihadistas operan con mayor frecuencia como ocurrió recientemente en Londres donde un inglés arrollo a un grupo de musulmanes a la salida de sus rezos.

3-La corrupción generalizada -o al menos muy frecuente- por parte de los partidos en el poder, que hasta fecha reciente eran solo dos, por fuerza tenía que derivar en la aparición de nuevos partidos que tendrían como bandera la pulcritud política. Tal fue el caso de Ciudadanos que sigue siendo bastante ‘limpio’ entre otras razones porque aún no ha tocado ‘poder’. Por el contrario, Podemos, que ya ha ocupado Comunidades y Municipios, lleva un ritmo de embarramiento superior al de los partidos clásicos. Por añadidura, la misma financiación en origen del partido morado, por cuenta de Venezuela e Irán deberían bastar para descalificar a la nueva formación, desde su día uno.

4-Recibir seis millones de inmigrantes en un cuarto de siglo, como lo ha hecho España, y presenciar los abusos que ellos producen  en terreno sanitario, educativo, social, religioso y de seguridad conllevará pronto o tarde la inevitable formación de partidos de extrema derecha, de raíz xenófoba, como ha sucedido  en Francia, Reino Unido, Países Bajos, Alemania etc. Afortunadamente, por el momento, ello no ha ocurrido aun en España. Quisiera equivocarme pero me temo que es cuestión de tiempo.

Y de no mucho.

Les invito a que saquen ustedes su propia conclusión y, como ejercicio mental, busquen otro par de ejemplos de lógica política.