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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 10:01

La pandemia en los libros

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Casi sin proponérmelo, han caído en mis manos varios libros surgidos a raíz de la crisis provocada por el coronavirus. Y no me refiero a 'La peste' de Camus, 'Un mundo feliz' de Huxley o '1984' de Orwell, novelas muy celebradas en su día y que han rebrotado por su carácter premonitorio en estos días.

Pienso en otras publicaciones que han aparecido casi inmediatamente después que el Covid-19 y que buscan tanto encontrar una explicación al fenómeno como beneficiarse de la oportunidad que les da la ingente notoriedad que la pandemia ha adquirido a través de los medios informativos.

El primero que leí fue 'La gran manipulación', de Jano Garcia, una breve recopilación cronológica de los hechos con particular incidencia en los errores cometidos por el gobierno español lo que nos convirtió en el país con el mayor número de muertes por millón de habitantes, el que conoció mayor número de contagios y fallecimientos entre los sanitarios y el que está sufriendo en mayor medida las consecuencias económicas del virus.

El hecho de ser el autor un agudo periodista y frecuente colaborador en canales televisivos, ha dado a su poco más que artículo largo, una gran notoriedad. Espero para el futuro de Garcia, trabajos de mayor enjundia y profundidad.

Cristina Martín Jimenez dio un enfoque global al problema, frente a la visión estrictamente nacional de Garcia. Para Cristina Martín el curso de la reciente Historia es el resultado de las confabulaciones urdidas por los poderosos de este mundo que no son, como podemos sospechar, los Presidentes, Reyes o Primeros Ministros de los grandes países, sino los multimillonarios que mueven los hilos del poder principalmente desde el Club Bilderberg, creado en su día por Kissinger  y por un centenar largo de personalidades dominantes entre las que destacan Bill Gates y George Soros.

Las principales obsesiones de este club son el dominio del medio ambiente, la lucha contra la violencia de género y especialmente el control demográfico siendo, según la autora, el Covid-19 la vía urdida para frenar tal crecimiento equilibrando la población mundial a la par que en China se prohibía el nacimiento de un segundo hijo. Enfoque éste nefasto y darwiniano, en especial en continentes como Europa donde el índice medio de natalidad se sitúa en 1.5 hijos por mujer que preludia la desaparición de nuestra civilización en menos de medio siglo, en beneficio de otras culturas inmigrantes con índices de natalidad muy superiores.

Mi tercera lectura pandémica es 'El mensaje de Pandora', del conocido autor Javier Sierra, especialista en temas de ciencia-ficción y colaborador que fue de programas televisivos tipo 'Cuarto milenio', 'El arca secreta', 'Otra dimensión' o 'Año cero'.

Si Jano Garcia centraba su obra en el caso español y Cristina Martín operaba un enfoque global, Sierra, como quizá lo hemos intuido teniendo en cuenta su biografía profesional, nos presenta la pandemia como consecuencia de  una agresión extraterrestre, sideral, cósmica. Se trataría del resultado de las toneladas de polvo de estrellas que constantemente se depositan en la Tierra y del impacto de meteoritos venidos del universo y que han provocado cada una de las pandemias conocidas en nuestro planeta desde hace miles de años.

El Covid-19 no ha sido una excepción. Esta vez la agresión sideral se produjo a través de China, que la expandió por el resto del mundo por el momento con consecuencias relativamente leves debido al progreso de la medicina conocido en los últimos cien años, desde que la gripe de 1909 acabó con la vida de entre 50 y 100 millones de personas.

Los tres libros que comento ponen su acento en el peligro que conlleva la creación de dogmas, la pérdida de la libertad, la búsqueda del control demográfico por fuerzas dudosas. Esos tres trabajos y otros muchos que ya han aparecido o seguirán haciéndolo, nos ayudan a comprender el problema casi tanto como nos confunden en tal esfuerzo.

La pandemia nos ha sorprendido en un momento en que quienes nacimos y crecimos después de guerras mundiales o civiles, creíamos íbamos a vivir en una Arcadia feliz en que ni crisis ni guerras iban a perturbar nuestro bienestar.

Estábamos equivocados. Es posible que el virus haya venido, como tantos otros, para quedarse. Y ahora se nos insinúa que ni siquiera la vacuna va a ser la solución.