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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 16:01

La legislatura corta

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Cuando el pasado día 15, Sánchez anunció el adelanto de las elecciones para el 28 de Abril, casi todos los españoles tuvimos un acto reflejo de satisfacción. Unos por pensar que nos íbamos a liberar del gobierno más breve y  estéril que hemos conocido en nuestra joven democracia; otros, por salir de la indefinición de un gobierno que había llegado al poder legalmente, sí, pero irregularmente gracias al apoyo de unos partidos que la casi totalidad del electorado considera perniciosos, los separatistas los filoterroristas y los ultracomunistas, partidos que en la mayor parte de los países occidentales estarían excluidos del Parlamento.

Sin embargo, apenas habían pasado unas horas de tan importante noticia  -que por cierto Sánchez nos presentó en dos minutos precedidos por un discurso infumable sobre las virtudes de su mandato- cuando empezamos a darnos cuenta de varias realidades preocupantes.

La primera es que a Sánchez no nos lo vamos a quitar de encima fácilmente. Muy al contrario, en lugar de perderlo de vista a bordo del Falcon en sus innumerables viajes, lo vamos a tener todo el tiempo en campaña durante los próximos 90 días, jaleado por todas las cadenas televisivas del país.

Por añadidura, si es Sánchez el designado por el PSOE como candidato a la presidencia -y francamente no se vislumbra una alternativa de peso entre los Díaz, Lamban, Revilla, Page o Vara- le tendremos también como parlamentario cargo del que había desaparecido a raíz de la última espantada de la Secretaría General del Partido.

Sánchez y su sanedrín supieron escoger bien la fecha electoral. Para ellos lo mejor era cualquier día que no rebasara el 'superdomingo' del 26 de Mayo ya que si los resultados de las Europeas, Autonómicas y Municipales daban malas cifras a su partido, el efecto contagio para las Generales hubiera podido ser demoledor.

Por el contrario, en los próximos meses, el PSOE cuenta con el efecto victimista  de los fenecidos presupuestos, la provisional ruptura con los separatistas catalanes, los insultos a los partidos que califica de ultraderechistas-y ahí incluyen a la tricefálica o 'Trifalica' según el desliz freudiano de la Ministra Delgado, del PP, C,s y Vox, la movilización anti franquista y varias indecencias más.

Todas las encuestas, por ahora poco significativas, coinciden en varios aspectos: que el PSOE crecería hasta alcanzar niveles Rubalcaba, es decir saltando desde 84 escaños a unos 120; que P,s cae en la misma medida que sube Sánchez, que otro tanto ocurre con la derecha, es decir que el PP desciende casi tanto como brota Vox.

Por ahora se piensa que la coalición de derechas puede rebasar a la de izquierdas a la manera andaluza, aunque en las Generales habrá que contar con los partidos inconstitucionales reunidos en la Moción para derribar a Rajoy, pero no en el voto de los Presupuestos. Y también con los efectos perniciosos de la Ley d'Hont.

Si como es muy posible la derecha vence, habrá que ver cuál de los tres partidos que la integran queda en primer lugar ya que sobre él debe recaer con toda lógica la responsabilidad de formar Gobierno. Aunque Rivera insiste en su rechazo a pactar con el Sanchismo, tal posibilidad no es a excluir, especialmente en las Autonómicas y Municipales, vista la trayectoria del partido, y tal sospecha puede perjudicar a C,s en las urnas.

Pero si por el contrario, vence la coalición de izquierdas, podemos estar preparados para un Gobierno de Frente Popular en que cada partido inconstitucional quiera sacar tajada: los separatistas con el diálogo, el relator, el indulto y el referéndum. PNV y Bildu apoyando al primo catalán y P,s con su populismo leninista de la peor especie. Todos ellos con unos presupuestos que nos reconduzcan  a unos índices de paro superiores al 20%, al crecimiento de la deuda externa y la prima de riesgo, a la desaceleración y la crisis, al crecimiento desbocado de los impuestos y, por supuesto, al abandono del 155.

Terminó la pesadilla del Gobierno bonito, del cabreo por los vaivenes del Falcon, de las prebendas familiares y de las incompetencias. Aunque todo ello se nos hiciera eterno, solo duró 8 meses. Confiemos en que no se repita, esta vez respaldada por nuestros votos y con mayor, mucho mayor, duración.

De nosotros depende.