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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 21:31

Juegos malabares

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Gobernar no es un ejercicio sencillo en ninguna democracia y formar un gobierno, quizá aún menos. Aunar las voluntades dispares de un pueblo es un ejercicio complicado. Vean si no el largo proceso electoral norteamericano que dura más de un año.

Pero en los EEUU, como el Reino Unido, domina un rasgo importante y es que ‘Winner takes all’ (el vencedor se lo lleva todo) lo que quiere decir, entre otras cosas, que los candidatos pueden estar acuchillándose durante la campaña pero una vez ésta ha concluido, todos están tras el ganador que gobernará para todo el país.

En el Reino Unido, gracias a su sistema electoral, un resultado semejante al que se dio el 20 D en España, llevó a Cameron a Downing Street sin problemas. El sistema de doble vuelta francés también facilita y simplifica el proceso.

El procedimiento español funcionó medianamente bien mientras dominó el bipartidismo, aunque no debemos olvidar que para obtener mayorías absolutas fue necesario recurrir a pactos con los nacionalismos, con las gravísimas consecuencia que estamos sufriendo ahora.

En nuestro sistema no basta con sacar una mayoría simple que rebase en dos millones de votos al segundo partido; hay que obtener la mitad más uno de los escaños parlamentarios, es decir 176 y con los nuevos tiempos que estamos conociendo eso lleva a la política y a los políticos a practicar constantes juegos malabares en los que nada es lo que parece ni nada es lo que se espera. Ejemplos:

-Rajoy repitió por activa y pasiva que debía gobernar el partido que ganara las elecciones pero cuando llegó la hora de la verdad tras haber vencido, dejó pasar su turno al segundo partido para evitar darse el batacazo que intuía procurando que se lo diese, en primer lugar, el rival.

-Sánchez, forzado por sus barones regionales a convocar el comité federal para fiscalizar sus planes de coalición, se saca de la chistera un conejo y dice que solo dará cuentas a las bases del partido.

-En nuestro sistema puede darse la paradoja de que un partido perdedor -en este caso el PSOE, con el peor resultado de su historia- logre hacerse con el tercer poder del Estado (la presidencia del Congreso de los Diputados), también con el segundo poder (la Presidencia del Gobierno) y ello con el visto bueno del primer poder.

¿Qué indica todo ello? Indica que el PP y Rajoy son conscientes de que tienen un prestigio que defender. Que el PSOE es un partido serio pero Sánchez no lo es ni tiene nada que perder, estando dispuesto a arrojarse a la piscina sin comprobar si hay agua dentro. Indica que Rivera, en una actitud pirandelliana, busca representar un papel en la función haciendo méritos en esta etapa de la existencia de su partido, mediando entre los dos grandes y procurando evitar que haya nuevas elecciones en que podría salir escaldado. Indica por último que Iglesias hace un órdago fuerte (la vicepresidencia y las carteras principales), consciente de que, al no ganarlo, facilitará la repetición de elecciones en las que se le pronostica buenos resultados y quizá convertirse en la primera fuerza de la oposición rebasando al PSOE.

La lógica del momento nos lleva a pensar que Sánchez no logrará articular una mayoría a causa del NO del PP y por la imposibilidad de aunar las voluntades de Podemos y Ciudadanos. Indica que tampoco lo logrará Rajoy a causa del NO de Sánchez a menos que de aquí a unos meses exista más clara conciencia de que unas elecciones nuevas destruirían al PSOE al estilo PASOK, eventualidad que llevaría a los socialistas a escoger el mal menor de una abstención ante la candidatura de la derecha.

En este embrollo solo añadiré que España no ha acabado de componer bien su democracia; que nuestro país, desde el fin del franquismo y quizá purgando aun los pecados de la dictadura, es un país sociológicamente de izquierdas, como lo prueba el hecho de que el PSOE haya gobernado casi el doble de tiempo que el PP y que éstos tengan grandes dificultades para repetir mandato mientras que aquellos pueden hacerlo con relativa facilidad incluso si es ZP quien compite.

Espero que en ese panorama podamos aclarar alguna vez por qué todo ello ocurre así, por que los pecados (normalmente de corrupción) de la izquierda suelen ser considerados veniales y los de derechas mortales, por qué las izquierdas suelen considerarse partidos de progreso (recuerden cómo quedó España en 1996 y en 2011 tras los mandatos de FG y de ZP) y por qué ser de derechas está tan mal visto en nuestro país cuando en realidad no han hecho, en sus breves apariciones en escena, más que reparar los destrozos provocados por ‘la progresía’.