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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 14:20

Los ejércitos españoles

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

De las muchas necedades que estamos teniendo que escuchar en estos últimos tiempos hay tres que, en mi opinión, se llevan la palma. La primera fue el desplante de la alcaldesa de Barcelona pidiendo a dos oficiales del ejército que desalojaran la exposición educativa organizada por el ayuntamiento, ignorando que el stand del ejército era uno de los más visitados por jóvenes que buscan en la milicia una buena salida profesional.

Jorge Fuentes con el Ministro del Ejército del Aire y el director de la Academia General del Aire
Jorge Fuentes con el Ministro del Ejército del Aire y el director de la Academia General del Aire

La segunda fue la propuesta de la diputada canaria de Podemos, Meri Pita, pidiendo que las islas se convirtieran en zona de paz permanente y que -por consiguiente- se retiraran los 4500 miembros del ejército que protegen aquella estratégica parte del territorio nacional próxima a África y a las correrías del terrorismo yihadista.

Como regalo adicional, la alcaldesa Colau quiso prohibir que el batallón del Bruch se entrenara en el parque de Collserola, contiguo al cuartel. No se trataba, como maliciosamente se dijo, de hacer maniobras -lo que implicaría el uso de armas- sino de hacer ejercicios físicos y estar en forma para enfrentar eventuales ataques terroristas.

Jorge Fuentes en un avión del Ejército del Aire
Jorge Fuentes en un avión del Ejército del Aire

Sin duda estos gestos responden a una actitud política despectiva hacia las fuerzas armadas españolas, que vienen a sumarse al desprecio mostrado por la alcaldesa de Madrid y por el líder de Podemos, hacia las fuerza y cuerpos de seguridad del Estado.

Aparte de malos modos en el caso de Colau, todos estos gestos lo que prueban es pésima información, mal criterio y peor análisis del curso de los tiempos y de la situación internacional. En España hay un acto reflejo de criticar al ejército como lo hizo la progresía durante el franquismo y si mucho me aprietan, incluso hasta el ingreso del país en la OTAN en 1982. Hasta entonces nuestro ejército se encontraba replegado sobre sí mismo, sin una misión clara que cumplir y, por tanto, con tentaciones golpistas que se repitieron con frecuencia a lo largo de nuestra Historia.

Desde 1982 y con la profesionalización del ejército, España se incorporó a numerosas operaciones militares en cuatro continentes y en ellas se ganó un merecido prestigio y respeto. Hoy nuestros ejércitos de tierra, mar y aire se encuentran, junto con la Guardia Civil y la Policía, entre las instituciones más prestigiosas del país y garantizan la seguridad, la soberanía y la unidad de España.

Patio de la Academia Militar de Zaragoza que Francisco Franco dirigió entre 1927 y 1931
Patio de la Academia Militar de Zaragoza que Francisco Franco dirigió entre 1927 y 1931

Tengo a gala haber desarrollado una buena parte de mi carrera diplomática dedicado a temas de seguridad, tanto en la Unión Europea Occidental como en la OTAN, en la OSCE y en la embajada de España en Washington. Muchos de mis colaboradores fueron militares de alta graduación, Generales y Coroneles, y puedo afirmar sin riesgo a equivocarme, que poseen una excelente formación y que, junto con los diplomáticos, son los funcionarios que poseen un mayor sentido de Estado y de patriotismo.

En mi profesión he trabajado en los principales centros militares occidentales, tales como SACEUR y SACLANT (cuarteles generales de la OTAN en Bruselas y en Norfolk, Virginia); junto con el General Sanz Roldan, actual director del CNI, he dado conferencias en la escuela de la OTAN en Roma y en el CESEDEN; he impartido charlas a los cadetes y guardiamarinas en las Academias de Zaragoza, Marín y San Javier; desde hace muchos años vengo colaborando con el Instituto Español de Estudios Estratégicos; tengo la Cruz de Plata de la Guardia Civil y numerosas distinciones del Ejercito y de la Policía.

Jorge Fuentes con el director de la Academia Militar de Zaragoza
Jorge Fuentes con el director de la Academia Militar de Zaragoza

Aquellos advenedizos de la política que han llegado a cuestionar la continuidad de España en la OTAN no saben lo que se dicen. Al Ejército y a las fuerzas del orden se les respeta y se les honra. Trabajan y se juegan la vida por nosotros. Ese respeto es visible en todos los países del mundo, en los más democráticos y también en los autocráticos. Despreciar al Ejército es el último paso que nos faltaba después de despreciar nuestro himno, nuestra bandera y nuestro Rey. La antesala del fallo generalizado de un Estado.