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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 14:20

La Convención del PP

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Durante tres días (18 a 20 de Enero), el PP ha estado desarrollando su Convención, una importante campaña de relanzamiento como la vienen haciendo todos los partidos con el claro objetivo de poner en orden sus ideologías, repasar el estado de sus filas (simpatizantes, votantes, militantes etc) o atraer a quienes en los últimos años escaparon rumbo a la abstención o a otras formaciones.

En el caso de la Convención del PP, ésta tenía un mayor sentido ya que recientemente había cambiado su equipo directivo, había obtenido una gran victoria en Andalucía y tenía el claro deseo de refundar el partido como lo hizo Fraga hace 30 años cuando se unificaron bajo las siglas PP las derechas que hasta entonces habían militado en UCD o en AP.

Ahora el objetivo era más complicado ya que se trataba no solo de aunar las filas de quienes se habían ido distanciando del partido (los seguidores de Aznar y de Rajoy) sino también intentando atraer a los millones de votantes que a lo largo de estos años cargados de dudas, escándalos e indefinición, escaparon hacia la abstencion, hacia Ciudadanos y más recientemente hacia Vox.

La magna operación del PP estuvo bien montada. Casado, Egea, Feijoo, Pastor y Maroto estuvieron entre los organizadores. Aznar, Rajoy, Saenz de Santamaria, Cospedal y Suarez Illana, como invitados indispensables algunos de ellos con voz -los ex Presidentes y ahí se incluye Suarez Jr- y otras con apariciones fugaces.
Rajoy dijo encontrarse bien en su nuevo status y no recordar mas que lo bueno de sus 30 años de vida pública. Recibió muchos más piropos de los que regaló y pocos de éstos fueron dirigidos a su sucesor, Pablo Casado.
Aznar por el contrario si se sintió en su salsa al considerar a Casado como su verdadero heredero cosa que, desde pronto, no sintió hacia Rajoy.

Allí estuvieron los actuales presidentes autonómicos del PP, en especial el reciente triunfador en Andalucía. Estaban los representantes de víctimas del terrorismo e incluso representantes de las víctimas de violencia de género.
A nadie se le pasó por alto que en su deseo de incluir a toda la derecha, Casado repesco a Suarez Illana, hijo de uno de los grandes héroes históricos del conservadurismo, de la transición y del constitucionalismo. Su intervencion fue débil pero simbólicamente sirvió para lo que se requería.

Casado estuvo espectacular, como suele estarlo. Con su estilo de joven opositor, con un discurso perfectamente trabado y memorizado, consciente de que no recurrir a las anotaciones puede conllevar el olvido de algún dato pero en conjunto resulta cien veces mas eficaz hacia el auditorio que agradece el esfuerzo y las facultades desplegadas.

Resultó impresionante que no olvidara de saludar a ninguno de los grupos presentes y de memorizar los nombres de las principales plazas de capitales de España en que el partido se presentará en los próximos meses y hasta Mayo.

Y luego, por supuesto, la enumeración de los cinco principios vivificadores del liberalconservadurismo y el Decálogo que ya casi nos sabemos tan bien como los Diez Mandamientos: Cataluña, Fiscalidad, Educación, Natalidad, Administración, Autonomías, Justicia, Inmigración, Diplomacia y Tecnología.

Casado cargó contra el PSOE y apenas mencionó a sus rivales de la derecha consciente de que puede necesitarlos en el futuro inmediato.

Dos hechos llamaron la atención respecto a la Convención: en primer lugar la capacidad de crítica e insatisfacción mostrada incluso desde el prisma de la propia derecha, crítica que debe surgir desde las filas de tránsfugas del PP. Para muchos millones de españoles la Convención alcanzó el objetivo buscado. En cualquier caso, pronto saldremos de dudas en las urnas.

En segundo lugar y ello no debería sorprendernos está la pésima proyección informativa que el evento ha tenido en televisión en que la 13 e Intereconomia estaban de fin de semana y los restantes canales despacharon el importante asunto, permitiéndose la desfachatez de interrumpir las ponencias de ex Presidentes del país para intercalar estupidos comentarios incultos y analfabetos, cargados de rencor.

Comprendo que en la variedad está el gusto y que para muchos la cobertura de los medios ha sido excesiva. Solo les recordaré que encuentros similares del PSOE o el Vistalegre II de Podemos tuvo una cobertura infinitamente superior.