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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 18:16

La sentencia del procés

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Cataluña nos tiene en un sinvivir al menos desde hace un par de años. Sin remontarnos a otros intentos secesionistas producidos en los últimos cuatro siglos, primero vino el intento de referéndum y el golpe frustrado del 1-O 2017, después, la fuga de siete golpistas y la detención de otra docena de ellos.

Más tarde llegó el turno a las especulaciones sobre la prisión preventiva; los regates sobre la petición de extradición; el largo y minucioso juicio; las reflexiones sobre cual seria la sentencia (¿rebelión, sedición, malversación de fondos públicos?). Luego llegó la intolerable aunque quizás programada filtración de las penas.

Y finalmente, hoy lunes día 14/10, nos llega la sentencia: entre 13 y 9 años, con el rechazo del Presidente en funciones del indulto pero con detallada información  sobre los beneficios penitenciarios que pueden situar a algunos de los penados en la calle en cuestión de meses.

La sentencia viene acompañada también  por una renovación de la petición de extradición a los tribunales belgas que, como recordamos, están especializados en acoger a cuantos terroristas y golpistas pisen el suelo de la capital de la Unión Europea.

Algo no acaba de funcionar en el espacio judicial europeo. Desde Bruselas se quejan de que algunos de los países miembros no son respetuosos con la independencia del poder judicial, pero la capital europea no recrimina el sistema político y judicial belga que acogiera en su territorio al golpista Puigdemont y sus compinches.

Alemania prohíbe en su territorio la existencia de partidos nazi y también la existencia de cualquier partido que abogue por el separatismo de cualquiera de sus landers. Pero un modesto tribunal de Schleswig-Holstein se permita el lujo de enmendar la plana al mas alto Tribunal de España y permite al golpista regresar a su refugio en Waterloo.

Lo que ocurrió el 1-O-2017, ¿fue rebelión (25 años) o sedición (15 años)?, ¿Hubo o no hubo violencia?. ¿Hubo intento de subvertir el orden público o de subvertir la Constitución?. Algo es evidente: el referéndum ilegal llegó a votarse y la independencia de Cataluña se proclamó aunque durara solo algunos segundos.

Resulta evidente que con toda la impecabilidad con que se ha celebrado el juicio y la pericia que ha mostrado su Presidente , el juez Manuel Marchena, todo el aparato venía marcado por unos parámetros determinados: que la sentencia se alcanzara por unanimidad; que no fuera rechazada por el Tribunal Constitucional; que llegara con buenas probabilidades de éxito a Estrasburgo. Que los reos tuvieran unas penas equilibradas : ni muy bajas ni muy altas, que pronto pudieran acogerse a los beneficios penitenciarios y que no se convirtieran en unos Nelson Mandela en la muy democrática UE.

Y que las calles de Cataluña se revolvieran lo menos posible. Esto está por ver. De momento los manifestantes mas o menos pacíficos están dificultando las comunicaciones aéreas, ferroviarias y viales de la Comunidad. Veremos que viene después.