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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 10:38

Carta desde Washington

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Teníamos que haber viajado a Washington DC en el vuelo Valencia-París-Washington el pasado día 12 pero la víspera Air France nos anunció que el vuelo había sido cancelado. Añadieron que la suspensión se debía a las huelgas en Francia.

Aquella madrugada se produjo el bombardeo de la coalición estadounidense-franco-británica sobre Siria. Un alto funcionario de la compañía aérea francesa me comunicó que el espacio aéreo para la navegación comercial queda sensiblemente reducido cada vez que se produce una intervención de las fuerzas aéreas occidentales.

Perdimos dos días de estancia con nuestras hijas y nietos en América pero eso, siendo molesto, fue casi lo de menos teniendo en cuenta la significación política y militar de la intervención, un bombardeo de 90 minutos sobre objetivos muy escogidos que destruyó instalaciones militares y fábricas de armas químicas, evitando causar víctimas civiles sirias pero en especial rusas e iraníes que hubieran podido desencadenar reacciones violentas de parte de estos dos países.

Puede considerarse, por lo tanto, que se trató de una operación minuciosamente calculada, poco agresiva y teniendo una meta primordial: hacer una señal a Rusia e Irán de que en el conflicto en Siria no están solos, no pueden campar por sus respetos y creer que en el futuro podrán mangonear a sus anchas en Siria y en toda la región.

Trump lleva así una política aislacionista pero sólo a medias. De vez en cuando asoma la patita para indicar que no ha perdido su ambición de superpotencia y que las amenazas de Putin retrotrayéndonos a los tiempos de la guerra fría no le achantan.

La vida en Washington sigue como siempre, alegre y confiada. Pulso ese termómetro infalible de la temperatura social y política que son las librerías y descubro muchos y preciosos álbumes de Obama, tanto de Barack como de Michelle; de Hilary y de Bill Clinton incluido un buen artículo de Mónica Lewinsky aparecido en el último número de Vanity Fair; numerosísimos obras sobre los Kennedy, casi más sobre Robert que sobre Jack; incluso tienen en lugar visible la última obrita de Jimmy Carter. ¿Se dan cuenta? Todos ellos son demócratas. Muchos menos libros sobre los Bush (pese al fallecimiento hoy mismo de Bárbara, esposa y madre de presidentes), sobre los Reagan e incluso sobre Trump y los que se refieren a éste son obras críticas rozando el escándalo del tipo de ‘Fuego y Furia’ o librillos satíricos escogiendo pensamientos del Presidente bajo el título de ‘Dichos merdosos de Trump’.

En los pocos días que llevo aquí, apenas he tenido tiempo de bucear en los medios informativos. Me interesa mucho más ver cómo van creciendo las nuevas generaciones, sanas, alegres, deportivas, responsables confiando en que ellos serán capaces de hacer un mundo mejor que corrija algunos de los errores que heredaran de sus mayores.

Por ahora no parece que la sangre vaya a llegar al río. Putin ha sido más que moderado al responder al bombardeo aliado. Los sirios, por desgracia muy acostumbrados a las bombas, no se han sorprendido de nada. Arabia Saudí e Israel se alían contra ese peligroso rival que es Irán.

Es decir que todo sigue, si no igual, al menos si parecido.