Jorge Fuentes. Embajador de España.
A todos los países nos gusta tener a nuestros nacionales ocupando posiciones de relevancia en las principales organizaciones internacionales, lo que amén de reforzar la visibilidad de nuestro país, confían que discretamente, el nombrado barrerá para casa.
España no anda sobrada de altos cargos internacionales. Tenemos a Borrell al frente de la Política Exterior y de Seguridad Común (Mr PESC, semejante a una combinación de Ministros de Exteriores y Defensa de Europa) y a Luis de Guindos como vicepresidente del Banco Central Europeo. Comparemos con Portugal que tiene a Guterres al frente de la ONU, a Mario Centeno, que acaba de salir de liderar el Eurogrupo y a Durao Barroso que hasta hace poco presidió la Comisión de la Unión Europea.
En las últimas semanas España movió a dos importantes miembros del Gabinete -Nadia Calviño y Aranxa González Laya- para dirigir el Eurogrupo y la Organización Mundial del Comercio respectivamente.
De ambas candidaturas, la de la Vice Económica parecía mas alcanzable, debido al prestigio de la candidata y al apoyo cantado de los grandes de la UE -Alemania, Francia, Italia y España- que representan el 80% del PIB de la Unión.
Pero el Eurogrupo cuenta con 19 miembros, todos los socios de la UE excepto los 8 países que por convicción o por no cumplir los requisitos exigidos, mantienen sus monedas nacionales sin adoptar al euro. Tales países son Suecia, Dinamarca, Polonia, Chequia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Croacia. Estos ocho países, naturalmente no votaron. Pero el voto de cada uno de los otros 19 estados tiene el mismísimo peso. Letonia igual a Alemania.
Y los pequeños países del Norte, a la manera de un Festival de Eurovisión, han votado en favor del candidato de otro pequeño país -Paschal Donohoe, de Irlanda-, que está llevando de forma impecable la gestión de la crisis económica de su país, frente a la candidata de uno de los países -España- que peor está enfrentando tal crisis, con subidas constantes de impuestos, con un déficit y deuda públicas espantosos y que además es el mayor peticionario de créditos y donaciones de la Unión.
Lo cierto es que tras quedarse al borde de los votos necesarios en la primera ronda, Nadia Calviño se vio rebasada por Donohoe. Lo que no dejará de tener consecuencias internas. Una vicepresidenta económica que hubiera acumulado el mando del Eurogrupo hubiera cobrado fuerza adicional en el Gabinete frente a las pretensiones del socio podemita. La derrota de Calviño puede representar justo lo contrario y ello es definitivamente malo para España.
A la par que la candidatura de Calviño, se movió también la de la Ministra de Asuntos Exteriores, González Laya, que apuntaba tímidamente hacia el puestazo de Directora General de la OMC, una organización Internacional con 164 países miembros, que parece ser contaba con el apoyo europeo pero no así con el del resto del mundo, en particular con el de los EEUU, que apunta hacia una de las candidatas africanas quizá para intentar calmar el choque racial presente en el país norteamericano.
Esas dos candidaturas fallidas, la segunda retirada a última hora para intentar reforzar a la primera, tenían también un cierto aire de estampida, de búsqueda de un amable cobijo en Bruselas o Ginebra, alejado de la tensión que se masca en el gabinete español.
Aunque al PSOE le faltará tiempo para culpar al PP de la derrota en el Eurogrupo -Donohoe pertenece al PPE, que le apoyó- no hay que olvidar que Casado apoyó a la candidata socialista cosa que no hizo el PSOE cuando Luis de Guindos aspiró al mismo puesto en 2015.
En fin, otra vez será. Al menos en esta ocasión nos hemos quedado segundos de tres. En Eurovisión nos suele ir bastante peor. Zero points!
