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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 00:00

¿Infraestructuras o productos?

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Enrique Domínguez. Economista.

Poco ha cambiado la tipología del turista que visita la provincia de Castellón desde el último cuarto del siglo pasado. De todas sus  características, sobresale a mi entender el hecho de que ese turista ha venido en gran medida por el boca a boca y no por las acciones del sector empresarial, salvo honrosas excepciones, para atraerlo.

Era un turista, veraneantes en muchas localidades, que procedía sobre todo de la propia provincia y de las limítrofes y apenas en una quinta parte de países europeos, de Francia sobre todo. Y se acercaba a nuestras costas casi siempre con su vehículo.

No teníamos aeropuerto en la provincia pero a pocos kilómetros ya estaba Manises y, años más tarde, Reus. La razón para no utilizarlos era su lejanía de las áreas de destino. La realidad, en cambio, era que se estaba bien con esa tipología de turista veraniego y con esa fuerte estacionalidad que solamente abría los hoteles en esa estación y poco más. El autobús y el tren eran poco empleados por esos turistas ya que ello impedía el desplazamiento en la zona de destino. Y en el avión no se pensaba porque no teníamos aeropuerto.

El turista que venía gastaba poco, se “asaba” en la playa y podía conocer los alrededores si le llegaba la información o si su interés superaba el del sol y playa. Y, a pesar de ello, se aburría a veces.

Nos faltaba el aeropuerto pero, ¿teníamos productos para ofertar? Existían pero diseminados, desperdigados. Funcionaba el boca a boca.

A pesar de lo anterior, algunos empresarios con más visión de futuro y de negocio diseñaron proyectos y macroproyectos, que en parte han desarrollado y que, a pesar de no disponer de aeropuerto, han traído en los últimos años a sus turistas por el de Reus. Ahora ya tienen el aeropuerto.

Damos un salto en el tiempo y nos situamos en enero de 2015: ya tenemos un aeropuerto operativo. Pero, ¿tenemos productos para atraer al turista?

Se están llevando a cabo acciones locales y provinciales que permiten paulatinamente que se confirme que el turismo es una actividad de futuro para todos los municipios y para que los castellonenses nos conozcamos más. Pero, ¿hay proyectos empresariales que incidan en la desestacionalización de la actividad turística, que aprovechen la bondad del clima para atraer turistas y conseguir que éstos, una vez aquí, repitan?

Se ha comentado que si vinieran todos los turistas que se dice no tendríamos plazas hoteleras suficientes; solamente se han creado unas seis mil plazas en los últimos veinte años. Esto es comprensible desde el punto de vista empresarial porque, según ellos, no existían las infraestructuras necesarias.

Y ahora, ¿cuál es la excusa? ¿Es la crisis, o es la falta de ideas, de capital o de productos que resulten atractivos para ese turista potencial?

¿Son la solución los macroproyectos, de los que hemos tenido algunos a lo largo de estos últimos años? ¿Lo son los proyectos de turismo residencial con miles de viviendas y, además, un campito de golf?

¿Lo es el proyecto previsto hace unos años, que necesita una gran aportación de capital y que, según se dice, crearía hasta 75.000 empleos y construiría hasta 130.000 plazas hoteleras (seis veces más que las que existen actualmente)? ¿Es lo más deseable para los castellonenses el convertirnos en empleados del sector servicios, suponiendo que los contratados lo fueran de la provincia? ¿Es ese el cambio de modelo económico que necesitamos?

Ya tenemos algunas infraestructuras que se creían básicas pero, ¿tenemos productos que permitan llevar a cabo proyectos sólidos? Los productos que decimos que tenemos, ya preparados o en mente, ¿servirán para potenciar la afluencia de turistas? ¿Cuándo? ¿Por quién? ¿Cómo?