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miércoles, 24 de abril de 2024 | Última actualización: 10:44

El Brexit que no cesa

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Enrique Domínguez. Economista.

Por fin el Reino Unido ha señalado el inicio del largo proceso de su desconexión de la economía de la Unión Europea: marzo de 2017. Como respuesta a esta iniciativa de la primera ministra británica, la libra se ha depreciado hasta un nivel histórico respecto al dólar y también lo ha hecho de manera relevante respecto al euro. Era lo previsible.

Este mismo hecho ocurrió tras el referéndum del 23 de junio y del no a la Unión Europea. Los primeros análisis tras la depreciación de la libra eran de libro: encarecimiento de las importaciones para los británicos y, por tanto, paulatina reducción de las mismas, con efectos negativos para los países y las empresas exportadoras hacia esa área y reducción del turismo británico junto al menor gasto de los turistas de esa área, como las principales consecuencias.

Algo de eso puede haberse dado pero con una incidencia bastante inferior a la esperada.

Es importante recordar que el proceso de desconexión de la UE no es sencillo y puede durar bastantes años. La Unión Europea a 27 y el Reino Unido se juegan mucho en ello y las negociaciones serán duras; máxime cuando la premier británica se ha decantado por un brexit duro, por negociar para conseguir mantener las máximas ventajas. Vaya, quedarse más o menos como antes.

¿Cómo van a afrontar ambas partes las negociaciones? El Reino Unido puede encontrarse con la petición de un nuevo referéndum de independencia por parte de Escocia. Pero la Unión Europea a 27 se va a encontrar con crecientes presiones de los partidos euroescépticos y con miembros de la Unión cada vez más proteccionistas y menos partidarios de la idea de una Europa unida.

Por todo ello, el que la libra haya alcanzado ahora su nivel más bajo respecto al dólar es, en mi opinión, circunstancial y su cotización estará al albur de la marcha de esas futuras negociaciones cuyo proceso será un continuo tira y afloja en el que uno de los dos contendientes, la UE, tiene cada vez más una opinión no uniforme. Y también, por supuesto, de la evolución del comercio internacional, que se prevé nada dinámico.

Asistiremos, pues, a un continuo vaivén en la cotización de la libra y, por este hecho, la incidencia en las exportaciones y en el gasto y número de turistas británicos será bastante suave.

Hay que tener en cuenta que el sector de la construcción continúa bastante boyante en Reino Unido y ello, a pesar de la depreciación de la libra, no ha incidido de manera relevante en las ventas castellonenses de cerámica  a ese mercado.

Por otra parte, el turista británico puede tener menos euros por sus libras cuando nos visite, pero sigue teniendo ofertas en vuelos y en establecimientos hoteleros y extra hoteleros que mitigan o anulan esa depreciación.

Lo realmente preocupante es la creciente falta de unión entre los 27, el aumento del proteccionismo y del euroescepticismo, el incremento de los partidos de extrema derecha y el proceso de retrocesión de parte de la soberanía cedida a la UE por algunos países.

Con el brexit se ha abierto una puerta que, dada la larga duración del proceso de salida y de la creciente falta de sintonía entre los 27, puede desembocar en una Unión Europea descafeinada y centrada, como en sus inicios, estrictamente en lo económico. El euro está ahí pero a una política fiscal armonizada ni se la ve ni se la espera y, mucho menos, me temo, a un auténtico gobierno europeo.

De lo que suceda con el brexit va a depender el futuro de Europa, pero el que la libra se deprecie o no, será menos relevante.

¿Qué opinan ustedes?