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miércoles, 24 de abril de 2024 | Última actualización: 21:31

De preguntas y respuestas

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Andrea Fabra. Diputada Nacional del Partido Popular por Castellón.

Son muchas las voces que tras los resultados de las elecciones autonómicas andaluzas del pasado domingo piden al Partido Popular más política. Parece obvio que no es suficiente con una gestión de lo público rigurosa y eficaz. Los aciertos en el ámbito de la política económica han permitido sacar a España de la crisis, pero los ciudadanos nos están pidiendo algo más.

Que tras 33 años de gobierno socialista en Andalucía y unas tasas de paro que doblan incluso a las de alguna autonomía española hayamos perdido 17 escaños en el Parlamento Andaluz es una invitación a la reflexión y a la autocrítica constructiva. Es imperativo preguntarse porque ha vuelto a triunfar lo viejo, las fórmulas fracasadas que impiden que Andalucía despierte del clientelismo en el que sigue anclada

Juan Manuel Moreno ha hecho una buena campaña, ha ganado holgadamente los debates televisivos y ha recorrido la autonomía con un discurso al que avalan los datos económicos que colocan a España en la cabeza del crecimiento europeo. Pero hemos perdido las elecciones. Y  con un resultado que demuestra que presentarnos como garantes de la estabilidad, no es suficiente

En el Partido Popular debemos ser capaces de reconciliarnos con los ciudadanos, especialmente con aquéllos que más han sufrido las consecuencias de la crisis; y con aquellos a quienes se ha pedido un esfuerzo adicional –a través de la subida de impuestos- para poder mantener las políticas esenciales de solidaridad y equilibrar las cuentas públicas

Debemos ser capaces de explicar que las difíciles decisiones tomadas hasta ahora eran las únicas posibles para evitar un desenlace mucho peor que ya conocen otros países socios cuyos dirigentes políticos no supieron o no pudieron prevenir

Los partidos políticos están al servicio de la sociedad y por ello no pueden ser inmunes a los veredictos que los propietarios del sistema democrático van emitiendo a través de las urnas.

Soy miembro en un partido que ha demostrado su fortaleza en los momentos más difíciles y que, a pesar del inevitable desgaste que supone gobernar en los momentos más difíciles y con el gigantesco desafío de revertir la situación legada por los socialistas, seguimos siendo la fuerza con mayor representación política en nuestras instituciones democráticas. Esto es así gracias a la confianza que una mayoría de la sociedad ha depositado en el Partido Popular; y es precisamente esa confianza la que debemos honrar

El Partido Popular es una formación que ha crecido en las calles, en los barrios, que se ha construido de abajo a arriba y que se ha nutrido de militantes y simpatizantes comprometidos con la sociedad, con unos valores y unos principios que son nuestras señas de identidad. El Partido Popular ha crecido gracias a su vocación integradora. Hoy es más necesario que nunca que hagamos ese ejercicio de integración. Debemos hacerlo primero hacia dentro: nadie sobra en una formación con un amplio espectro que consiguió aglutinar todas las sensibilidades del centro derecha español y por ello es necesario atraer de nuevo a quienes hoy pueden sentir cierto desapego o se sienten menos comprometidos. Nuestra militancia es la base sobre la que se sustenta la capacidad de los populares de llegar hasta el último rincón de España y llevar un mensaje de confianza.

Y, al mismo tiempo, hacia fuera, porque una de nuestras principales características ha sido la capilaridad que nos permitió convencer a buena parte de la sociedad para que se incorporara a nuestro proyecto para España

Ocuparnos únicamente de lo que algunos llaman “hacer política” sin resolver con urgencia la desastrosa situación económica que atravesaba España cuando el Presidente Rajoy tomó los mandos de una nación a la deriva no sólo hubiera sido irresponsable sino que hubiera supuesto una dejación de funciones y un engaño masivo a quienes exigían soluciones inmediatas para frenar la entrada en barrena a la que estábamos condenados. De gobiernos gestuales, de fotos bonitas, palabras huecas y ausencia de soluciones, ya está España muy escarmentada.

Pero enderezado en rumbo de la nave debemos ser capaces de escuchar, de no ser impermeables a la calle. Porque la política es eso, la capacidad de empatizar, de ponerte en el lugar del otro, de entender y hacer que te entiendan. El ejercicio de la empatía fortalece los lazos colectivos, la identidad compartida. No es que la empatía cambie realidades pero es muy cierto que ayuda a transitarlas

Tenemos que volver a emitir en la misma onda. No se trata de despreciar el milagro de la recuperación sino de reconquistar nuestros valores, aquéllos que nos hicieron conectar con una inmensa mayoría de españoles que se sintieron, porque lo eran, parte importante del futuro de España