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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 11:59

Los Tercios de España

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Luis Andrés Cisneros.

Durante más de 150 años, a partir de 1534 y hasta finales del siglo XVII, no cabe ninguna duda de que los Tercios españoles fueron las mejores unidades militares del mundo. Se trataba de unidades, principalmente de infantería, que se convirtieron en la herramienta decisiva para conseguir la victoria o conjurar las amenazas que se cernían sobre España. Incluso en nuestros días, se comparan los Tercios a  les legiones romanas o a las falanges macedónicas.

Hay diferentes versiones sobre el origen del nombre, pero posteriormente se crearon tercios en la Guerra de la Independencia y también designa a las mayores unidades de infantería de la Legión. Por otra parte, también existen tercios de Infantería de Marina o de la Guardia Civil, estos bajo el mando de un Coronel.

La fama de los Tercios españoles era legendaria, al ser considerados unas unidades heroicas , con arrojo, valor, disciplina y sentido del deber, al igual que hemos visto comportarse durante estos días a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, ante los hechos dramáticos que estamos sufriendo durante estos días, provocados por la locura de hordas crecidas y educadas en el odio a España y la incompetencia manifiesta de los Gobernantes y políticos que intentan sacar un rédito a toda esta situación

Desde aquí, y como puente entre la celebración de los Santos Ángeles Custodios (Fiesta de la Policía Nacional) y la de la Virgen del Pilar (Patrona de la Guardia Civil y de España), quiero rendirle me sentido homenaje y manifestar mi profunda admiración a los componentes de ambos Cuerpos, que han dado y siguen dando, un ejemplo a todo los españoles y a todo el mundo.

Hemos asistido, con rabia y con dolor, a los ataques, insultos, vejaciones, que han recibido por parte de los secesionistas que, llenos de odio,  con ojos inyectados en sangre, cegados por el sinsentido y con la mueca del odio en sus rostros han tenido que sufrir día tras día, hora tras hora, momento tras momento, dando un ejemplo de gallardía y verdadero sentido del deber.

Pero no sólo han tenido que sufrir el desprecio de la chusma envuelta en banderas inventadas. Han tenido que ver como los echaban de hoteles, les negaban la comida, les señalaban con el dedo del rencor y ellos, aguantaban con estoicidad, evitando, con absoluta profesionalidad y con una sangre fría encomiable, aun sabiendo que estaba en juego su propia vida.

Y todos ellos Guardia Civil y Policía Nacional, a los cuales voy a atreverme a llamarles mis amigos, tenían que asistir, imagino que estupefactos, a tener que aguantar el que ningún partido político, excepción hecha de VOX y voces sueltas de algún político con sentido del honor, arremetieran contra ellos, que eran los que defendían que todos esos individuos pudieran seguir en sus seguros puestos.

Imagino su cara de tristeza cuando, hacia fuera sólo se transmitían imágenes, muchas de ellas trucadas, acusándoles de una violencia que se ejercía sobre los alborotadores y no sobre ellos, pero todos miraban para otro lado dejándolos a los pies de los caballos (más bien mulos), mientras que otros, en teoría compañeros en el mantenimiento del orden, no les defendían sino que, en muchísimos casos, se ponían al lado de los salvajes.

Y ¿Qué hacían mientras tanto los gobernantes que les habían enviado a esa ratonera? NADA, sencillamente NADA. Mirar por televisión lo que sucedía y rezar para que a ni uno solo de sus hombres se le ocurriera, en el más estricto sentido de la supervivencia, herir a alguien que le pudiera matar.

El Gobierno los alojaba en pensiones, barcos mal acondicionados haciendo gala de la mayor de las improvisaciones y negando, de manera machacona, la realidad de la situación. Desde Rajoy hasta Zoido pasando por la vicepresidenta, seguían ofreciendo diálogo a los que estaban dando un golpe de estado en toda regla y machacando a estos auténticos Tercios españoles.

Llegaron incluso, en el colmo de la estupidez humana, a prohibir actos de despedida a las fuerzas que se desplazaban a Cataluña y, para demostrar el poco intelecto de los dirigentes, premiaban con medallas a miembros de loa Mozos de Escuadra, sí esos mismos que habían traicionado a sus hombres.

Afortunadamente, el pasado sábado, y gracias a la Fundación DENAES y a los que colaboraron con ella como VOX, muchas plazas de España se inundaron de banderas españolas y la gente se volcó en apoyo de la unidad de nuestro país. Fue una demostración de amor a España y que, en Castellón, se vio empañada por un acto ilegal pancatalanista, que tuvo como base de operaciones la misma Casa Consistorial.  Otro día hablaremos de esto.

También en Cataluña la gente le ha perdido el miedo a la dictadura de los secesionistas y se han producido ingentes muestras de solidaridad con nuestros amigos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, y las banderas rojigualdas han vuelto a desfilar por las calles de múltiples ciudades catalanas.

Me llena de orgullo tener los Cuerpos de Seguridad que tenemos. Estoy convencido que auténticos comandantes de los Tercios, como Farnesio,  Spínola, Andrea Doria o el mismísimo Juan de Austria contemplarán desde el cielo, con orgullo y admiración lo que esta gente, con casi nula ayuda de sus dirigentes, han sido capaces de hacer.

La Sociedad Civil está agradecida a Guardia Civil y Policía Nacional y yo podré enseñar a mis nietos  a gritar con sentimiento

¡Viva la Policía Nacional y viva la Guardia Civil!

¡Viva España!