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Se cumplen 365 días desde aquel 24 de junio de 2018 cuando un gol de David Colomer en el minuto 61 del partido Catellón-Portugalete (1-0) aupó al conjunto albinegro a la Segunda División B después de siete insufribles temporadas en Tercera División, comiendo pan duro, sin encontrar la fórmula para salir de aquel pozo, tras un puñado de entrenadores y más de un centenar de futbolistas. Al final se consiguió. Apenas hubo después dos días de celebraciones. Al tercer día apareció la guillotina. Se produjo la escabechina y el entonces máximo accionista, José Miguel Garrido, le ordenó a su mano derecha Juan Garrido, el director deportivo, fumigar el vestuario. Se cargó a diecisiete de los héroes del ascenso. De la manera más sofisticada: vía whatsApp en la mayoría de los casos.
Aquella tarde-noche de San Juan se congregaron cerca de 15.000 aficionados en las gradas de Castalia. El resultado era bueno, pero peligroso. Durante muchos minutos reinó el 0-0. Pero el gol del almassorense David Colomer al cuarto de hora de la reanudación sirvió para poner en bandeja de plata ese anhelado ascenso. Cuando el colegiado pitó el final del encuentro, la afición se apresuró a bajar al césped para celebrarlo como tocaba. Y es que atrás se dejaron siete años de penurias en Tercera División, en la mayoría de ellos con David Cruz llevando las riendas de la entidad de la capital de la Plana.
El ascenso, festejado durante dos días, acabó luego como el rosario de la Aurora. Con la resaca de las celebraciones aún, se empezó a planificar la temporada 2018-19. El club comunicó de la peor manera posible (sin previa cita a las oficinas) y sí vía whatsApp o por teléfono a diecisiete futbolistas que no iban a continuar. ¿Era preciso tantas cabezas cortadas? Se salvaron unos pocos y para evitar una sublevación de la afición. Marc Castells, David Cubillas, el técnico Sergi Ecobar, Luismi Ruiz y un Juanjo Gracia que fue despedido a una semana de arrancar la campaña 2018-19.
A base de talonario, en muchos de los casos, se fue fichando. Equipo nuevo, pero un desastre de equipo. No sé sabe qué pasó porque no parecía haber tan mal equipo como para salvarse del descenso a Tercera en el último partido y gracias a un gol del Conquense sobre el Alcoyano en el minuto 93 que de rebote evitó que el Castellón tuviese que pasar por el 'play-out' de salvación. Le faltó tiempo los dirigentes (en este caso a José Miguel Garrido) para ordenar la destitución de un gran técnico como Sergi Escobar, que ya de inicio no entraba en sus planes, pero le dejaron seguir en el cargo porque hubiese sido una indecencia haberle echado como a prácticamente toda la plantilla que logró el ascenso.
Han pasado 365 días, muchos de ellos sufridos en Segunda B. Ahora se vuelve a estar como hace año y medio. Con Vicente Montesinos como 'jefe' del Castellón, y preparando un equipo competitivo de cara al próximo curso liguero. A día de hoy mucho ruido, pero pocas nueves. Sólo se sabe que Óscar Cano seguirá como entrenador y que se fichó el extremo Jorge Fernández (Conquense). Que se están tocando muchas puertas de futbolistas es cierto, pero con la reducción del presupuesto y la hipoteca dejada por José Miguel Garrido con contratos desorbitados para lo que es la Segunda B en varios futbolistas veremos qué equipo se completa. Rendir mejor que el de la temporada recién finalizada tampoco debe ser muy complicado de hacer.
