Doménec Nàcher. Secretario técnico de Asaja Castellón.
Tenemos conseller de agricultura nuevo, aunque parece de prestado. Y es que los cambios están bien, pero hasta cierto punto. Si la intención del cambio es mejorar o al menos paliar alguna deficiencia o dificultad mejorando lo que había, bienvenido sea. Sin embargo, si el cambio supone un continuar por la misma senda, o como es el caso asumiendo mayores competencias sin poder controlar la gestión, discúlpenme mi atrevimiento, pero no me parece un buen cambio.
Que Maritina Hernández abandone el Consell, a buen seguro especularemos en qué motivos había para ello. Lo único cierto es que la exconsejera va a mejorar en calidad de vida. No pretendo hacer una valoración de la gestión de esta persona durante su cargo al frente del sector agrario, en unas cosas ha estado acertada, en otras en cambio no tanto, pero como todos en la vida. En mi opinión y en esto quiero ser honesto, se ha equivocado sobre todo, en haber basado su gestión de los dos últimos años en las ideas de cierta organización, e idealizando en demasía sus preceptos y posturas. ¡Claro está! Como todos, también ellos no tenían la verdad absoluta y así ha sido la gestión de la Conselleria los últimos meses.
¿Que D. José Ciscar es la alternativa? Bueno, como imagen para que el sector de la agricultura manifiesta un mayor peso en el Consell no está mal, pero una cosa es la apariencia y otra que lo sea de facto. Y es que nuestra agricultura se encuentra en un momento muy delicado que exige una gestión concienzuda en cómo vamos a afrontar los próximos años como sector: la reforma de la PAC; la ley de la cadena agroalimentaria; la aparición y gestión de nuevas variedades en el sector de cítricos; nuevos cultivos; retos de nuestra ganadería (pérdida de los derechos por animal que pasan a superficie; reestructuración del sector en pro del bienestar animal, etc…) Además, esta administración haría muy bien el clarificar el estado de la deuda que mantiene con los agricultores y ganaderos que realizaron inversiones de mano de subvenciones, ya costeadas por ellos desde el pasado 2009, y plantearles cómo piensa hacer frente a ello y en qué plazos.
Siempre queda la esperanza, y esto no es menos cierto, que un nuevo conseller con demás obligaciones adquiridas de antemano, debe saberse rodear de un buen equipo a la hora de configurar un esquema de Direcciones Generales con gente que conoce con profundidad el sector y que pueden aportarle la gestión necesaria en estos momentos. Dicha gestión debe estar basada en no esconder la cabeza sino mirar a los ojos de los problemas y mover los hilos para que nuestro sector empiece a enderezar el rumbo. La antigua Consellera se había quedado sin gestores y tenía gente muy válida cuando empezó su mandato, honradamente y como consejo, me atrevo a sugerir al nuevo Conseller que haría un serio favor al sector simplemente dando la vista atrás y viendo a la gente que se ha ido cayendo por el camino de la estructura de la Conselleria para recuperarlos cuanto antes y se deje de experimentos con gaseosas que puedan volverse inflamables.
