El Pacto del Grao se quedó en papel mojado, pérdida de papeles y palabras fuera de tono, frases desafortunadas y llamada a la dignidad
El pleno ordinario del Ayuntamiento de Castellón sacó a relucir lo peor de una Corporación donde la pérdida de papeles fue casi continua. Se aprobó por unanimidad la ordenanza de publicaciones y, por mayoría el siguiente paso para el cambio del topónimo de la ciudad. Rechazada la línea de ayudas de la zona Zas, y nuevo sopapo al equipo de Gobierno, con la aprobación de una moción para regular el tráfico en el Raval Universitario, con la suma de votos de PP, CS y CseM.
Esperanza Molina/ Laura Calles/ Castellón Información
El último año de legislatura no va a dar respiro a propios y a extraños. Era evidente desde hace tiempo, pero el pleno del Ayuntamiento correspondiente al mes de junio lo puso blanco sobre negro.
Nervios, muchos nervios en todos los frentes; frases fuera de tono, palabras que rallaron lo ordinario y reprobaciones que se cebaron, casi con abuso de autoridad, sobre la concejal María España, a quien la alcaldesa dijo públicamente “no diga chorradas”.
Un tono perdonable para un mercado, inapropiado para una sesión de pleno. Algunos representantes municipales pidieron disculpas, otros no se dieron por aludidos o salieron por las de Villadiego. Y, frente a todo, política de barrio-bajero. PP y CS hicieron política de oposición, CseM, de oportunidad; y el equipo de Gobierno respondió con su mejor herramienta, el ataque y la acusación de que cualquier crítica recibida solo tenía un fin: incendiar.
Fue un pleno largo, no tanto por los temas como por la obsesión de acaparar atención y poner en evidencia los errores del Gobierno o el ataque de la oposición. De esta forma, se debatió prácticamente todo y Castelló en Moviment pudo ejercer también sus dos caras para marcar territorio.
Rechazada la propuesta de subvenciones para la zona Zas
‘La movida’ comenzó ya en el punto 6 del orden del día con la propuesta de Ciudadanos, que defendió el concejal Zamora, para pedir una línea de subvenciones con la que dotar de ayudas a los habitantes de las zonas Zas, para que pudieran cambiar las ventanas y defenderse del ruido de la calle.
Buena o mala, era una propuesta que Castelló en Moviment atacó con alguna frase desafortunada, como la esgrimida por la concejal Paz Beltrán al afirmar: “su obsesión por rebajar la presión fiscal de forma indiscriminada, los pone en contra de sus propias iniciativas”.
En contra se posicionó también el equipo de Gobierno. La concejal, Ali Brancal, en la misma línea que los de CseM, dijo que se trataba de una medida discriminatoria para el resto de los ciudadanos, y vino a afirmar que, de contar con esta partida, antes se invertiría en políticas de vivienda para el municipio.
PP apoyó la propuesta, pero CS y PP se quedaron en minoría. Ya lo sabían, y quizá pro ello, Zamora, cuando acabó su intervención de defensa de la propuesta se limitó a decir encogiéndose de hombros: “¡Otra vez será!”.
Unanimidad en la Ordenanza de publicaciones municipales
Llegó después la ordenanza sobre “establecimiento de precios públicos por la venta de libros, publicaciones y registros sonoros editados por el Ayuntamiento”. Una ordenanza que se aprobó por unanimidad, pero después de un agrio debate entre la concejal de Cultura, Verónica Ruiz y el concejal Vicent Sales, del PP.
El punto de fricción se generó con la intervención de Vicent Sales, que tras anunciar que votarían a favor, reprochó a Ruiz y al ex vicealcalde Enric Nomdedeu, haberse llenado la boca con todo tipo de calumnias sobre la política cultural del Ayuntamiento en la legislatura anterior. Sales se refirió entonces a las intervenciones públicas de Ruiz y Nomdedeu, al acusarlos de haber encontrado las publicaciones municipales ‘tiradas por el suelo y abandonadas’.
Sales no se ahorró el calificativo de ‘mentiras’, en referencia a las informaciones propagadas por el equipo de Gobierno actual. Negó que no se hubiera llevado un control en la anterior legislatura, con un catálogo de publicaciones aprobadas por el Consell Municipal de Cultura; y negó también que no se hubieran establecido precios públicos en su momento. Sales afirmó con rotundidad, que los precios estaban regulados en función del coste de la edición y el número de ejemplares puestos a la venta. Manifestó también, que se habían podido adquirir en las librerías de Castellón que habían firmado convenio con el Ayuntamiento.
Verónica Ruiz defendió la ordenanza y echó mano de las cifras para recitar el número de publicaciones realizadas, recogidas y las colecciones municipales existentes. Según Ruiz, que no volvió a insistir sobre ‘los libros tirados por el suelo’, las publicaciones se hicieron sin criterio porque no había un servicio de publicaciones.
Uno y otro demostraron compartir inquietudes similares: la protección de las publicaciones municipales; pero se pusieron de manifiesto las divergencias entre las formas utilizadas entre uno y otro.
Y el punto álgido llegó cuando Sales le reprochó a la concejal, que hubiera tardado dos años en poner en práctica la ordenanza que tanto había anunciado al principio de su mandato. Posiblemente, Sales quería poner en evidencia la falta de capacidad del equipo de Gobierno y a la concejal con esta tardanza, al salir con acusaciones de ‘malfainers e ineficaços’. Pero lo cierto, es que sonó de una forma más genérica que afectaba a todo su departamento municipal. Así fue como lo entendió Ruiz, que centró su réplica, llena de indignación, en la defensa del personal municipal que habían realizado este trabajo, los mismos de que disponía Sales cuando ocupó su puesto anteriormente.
Y comenzó un guirigay entre bancadas.
Las fiestas vuelven a Debate
Volvió la polémica en el punto de aprobación del Expediente de Modificación de Créditos del Patronato de Fiestas.
Era un tema al que la oposición del PP y CS tenían ganas. Por eso, hubo debate que unos y otros centraron en la gestión de las Fiestas de Sara Usó.
Gabriel Paduraru, de Ciudadanos, comenzó su intervención señalando “teníamos miedo de que dividieran el ‘món de la Festa’ en dos… pero están consiguiendo que todo el ‘món de la Festa’ se una en contra de usted”… para afirmar después, sin ningún reparo, que si CseM llegara a formar parte del Gobierno municipal, que por favor, no le dieran la concejalía de Fiestas, “aunque visto lo visto, no podía ser peor”.
Por el PP, María España acusó al equipo de Gobierno de haber eliminado la subvención a la Cofradía de Lledó, para entrar a fondo en la polémica generada en torno a las fiestas de Castellón.
En lo que concierne a la subvención de la Cofradía cabe aclarar, que el Ayuntamiento ha suprimido la subvención directa a la Cofradía, a la que destina la misma cantidad a través del pago otros servicios. Es decir, no hay subvención pero si se ha destinado el mismo dinero a las fiestas de Lledó.
Así lo reconocería María España en su réplica, después de que la concejal de Fiestas, Sara Usó, saliera a defender la propuesta con un tono irónico en el que acabó atacando a PP y CS porque su único objetivo era generar confusión y enfrentamiento dentro del sector con el equipo de Gobierno.
María España pidió al equipo de Gobierno que dejara de tomar decisiones políticas que afectaban a la Fiesta y luego pidió lealtad a la alcaldesa, recordando las frases de Amparo Marco días antes en cuanto al Pacto del Grao.
En la misma línea, Usó mostró un papel, del que apenas se pudo ver nada (intentaba repetir el golpe de efecto de la alcaldesa en el pleno anterior), donde dijo, estaban los correos electrónicos remitidos a la junta de Fiestas… Intentó recitar todas las actividades realizadas en relación de las fiestas, pero se le acabó el tiempo. La alcaldesa le dio un aviso. “voy acabando” dijo Sara Usó”, y Marco le respondió tajante: “¡no!, acaba ¡ya!”.
La alcaldesa pierde los papeles en su reprobación a España
Posteriormente, y, visiblemente molesta, la alcaldesa se dirigió a la concejal, María España, a la que dijo aquello de: “por el aprecio que le tengo… le aconsejo que antes de venir aquí a decir chorradas…”. No pudo seguir porque los concejales de PP y Ciudadanos se exaltaron, los de las bandas de enfrente les respondieron, y esos segundos fueron milagrosos para que la alcaldesa, que había perdido los papeles, cambiara el tono y el sentido de su reprobación a la concejal popular.
No fue la única vez que María España recibió un trato desacorde para una representante municipal. Porque acto seguido y ya, en el punto del orden del día que correspondía al topónimo de la ciudad, Xavi del Señor, después de reiterar en repetidas ocasiones los males de la extrema derecha, le dijo: “Señora España, Deje de ver series, que de eso también se sale”.
Topónimo, nacismo y otros epítetos poco ortodoxos
No estaba ya la cosa para naderías. Apenas había avanzado el pleno y se abordaba el cambio de topónimo de la ciudad, para que Castellón se denomine oficialmente solo en valenciano.
Si del Señor se había extralimitado en sus calificativos, el representante de Ciudadanos Vicente Vidal ya no estaba para tonterías y pidió al de CseM que mantuviera las formas. “Somos gente normal, no somos incendiarios”, defendió Vidal, quien afirmó que solo cumplían con su papel de oposición. Dicho esto, se refirió al cambio de topónimo y acusó a Compromís: “nos han negado el derecho a decir Castellón”.
Carlos Feliu, del PP, volvió a defender el derecho de poder llamar a la ciudad en castellano o en valenciano. Hasta aquí, el concejal de normalización se lo admitió desde su bancada… más o menos. Pero cuando Feliu completó su intervención afirmando que, en su proceder, Compromís trataba al castellano como lengua extranjera en esta ciudad… el defensor del cambio del topónimo cambió la cara.
En su alocución, Ignasi García consiguió alterar a Carlos Feliu, al acusar al PP y CS de deformar la realidad a su antojo, de acusar de mercenarios a los autores de los informes que avalaban la propuesta… a los que, afirmó, no se ha pagado. Reiteró que si tanta era la igualdad que querían, porqué nunca se había admitido el topónimo de El Grau frente al de El Grao… y remató con una alusión peyorativa al concejal Vicent Sales del PP.
En este todos contra todos, Del Señor añadió más leña y Vicente Vidal, de Ciudadanos estalló del todo con un lenguaje más soez que popular, para pedir dignidad y respeto…
Y en su réplica, Carlos Feliu, visiblemente molesto, manifestó que ellos no habían entrado en descalificaciones, y que no pensaban pedir disculpas, “porque si tenemos que pedirlas por no pensar como usted, eso es nacismo”, para añadir después, que sus posiciones eran un reflejo de la imposición y de la intolerancia…
¡Claro!, cuando Ignasi García hizo uso de su derecho a réplica, afeó al concejal popular de frivolizar la historia y a las víctimas de esa historia….
Desde ambas bancadas los ánimos estaban más que alterados, la alcaldesa intentó mediar, Garcia denunció que Feliu lo había llamado nazi. Desde el PP protestaban. La alcaldesa preguntó: “Sr. Feliu, ¿lo ha llamado usted nazi?
Y Feliu respondió: “yo he dicho que si me niega poder expresar lo que pienso, si”.
La alcaldesa terció: “debería retirarlo”
Y Feliu aceptó pero insistió: “Si, pero que no me niegue que ha dicho que debo pensar como el quiera”.
Lo mejor que se puede decir de este momento es la expresión de una compañera que dijo “¿Telita eh?”.
Hermanamiento con UBE, por mayoría
Este pleno de discordancias aprobó después, con la oposición de CseM, el hermanamiento de Castellón con la ciudad japonesa de UBE. Y aunque Enric Porcar intentó explicar por activa y por pasiva los términos del hermanamiento, los de Del Señor, no se dejaron convencer. A lo más que cedieron es a que vale con la industria, siempre que cumplan con las medidas medioambientales, “Pero de ahí al hermanamiento”…
Hubo polémica con los Reconocimientos Extrajudiciales de Crédito, que aprobaron con los votos del equipo de gobierno y la abstención de los otros tres grupos, el pago de casi 2,2 millones de euros de facturas, con reparos de intervención.
También hubo debate, para confluir luego en la unanimidad, sobre los fondos Edusi después de que, desde el tripartito se hablara de las ‘mociones trampa del PP’, y de que los populares retiraran uno de los tres puntos de su propuesta.
PP y CseM apoyan la moción de CS en el Raval universitario
Y todavía hubo más historia con la última moción presentada por Ciudadanos, y defendida por Cristina Gabarda, sobre la regulación del tráfico en la calle José María Mulet Ortiz, en el Raval Universitario .
En este punto, la concejal de Ciudadanos acusó a Rafa Simó como representante del equipo de Gobierno, de opacidad, de haber intentado imponer decisiones y plazos a los vecinos, sin informes técnicos, y de no respetar lo que quieren los residentes de la zona.
Simó lo negó todo: “si no sabe usted leer los planos”, mencionó, para acusar luego al grupo naranja de “potenciar la praxis de mociones de medalleta”
A la hora de votar, Castelló en Moviment se sumó al PP y Ciudadanos, y sacaron la moción adelante al sumar mayoría frente al equipo de Gobierno de Psoe y Compromís.
Cabe señalar que antes de finalizar el pleno, Vicente Vidal pidió disculpas por sus palabras. Y que, en Ruegos y Preguntas, tanto Sales como Begoña Carrasco pidieron respeto en las formas.
La alcaldesa fue afable al contestar a Vicent Sales. Pero en cuanto a la petición de Carrasco sobre los términos utilizados contra la concejal María España, Amparo Marco no se desdijo, se montó un circunloquio sobre su respeto a la concejal, el aprecio personal y sus posibilidades de futuro, por lo que, expresó, no había querido acusarla de mentir y había usado una palabra más suave y coloquial: ‘chorradas’… “Pero si ustedes quieren, cambio la palabra ‘chorradas’ por mentiras”.
