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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

Analfabetismo moral

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Javier Más Torrecillas. Doctor y profesor de Historia Contemporánea de Universidad.

Curioso el estado de situación actual. Nos encontramos en un entorno de lo más “titulizado”, donde tener un poso universitario parece de lo más común. Y quien no posee ese pequeño quesito del Trivial que da el Titulo académico, se lo busca como sea (y si no, pregunten a algún concejal de la oposición en Castellón). Sea como fuere, hemos establecido en nuestra sociedad que acceder a un diploma nos acredita como académica y socialmente suficientes.

Pues no, señores, no. Estamos, quizás, ante la época de analfabetismo moral más importante de nuestra historia. Qué curioso, pero la caída de las grandes civilizaciones han ido aparejadas a pequeñas anécdotas culturales que se están repitiendo en la actualidad. Por ejemplo, la caída del Imperio Romano se comienza a evidenciar en la aparición de faltas de ortografía en los documentos oficiales (¿les suena?). Actualmente, muy pocos licenciados están capacitados para los cargos que desempeñan, desde el Ayuntamiento hasta la empresa privada. Pero han obtenido ese papel justificativo. Y con eso basta. Total, ¡hay tantos!.  Si tengo papel, tengo excusa. ¡Qué barbaridad! El 90% de todos ellos son incapaces, sin el menor género de dudas.. Y algunos de los que no poseen dicho título académico están mucho más preparados que los otros.  Algunos de los incapaces cobran más de 3.000 euros al mes, netos, por sentarse en su silla unas poquitas horas o por quebrar empresas y ni siquiera saben distinguir entre Newton, el Conde Duque de Olivares, Zurbarán, el Catalán y el Valenciano. Y ahí es nada, porque el incapaz tiende al autoritarismo. Da igual que estemos en democracia, aquí se pone así la acera (veinte centímetros sobre el nivel de la planta baja vivienda) porque yo lo digo, como dijo no hace mucho un ex concejal de Castellón.

Cuántos incapaces en posesión de la verdad!!. En fin, no queda otra que dejarles hacer y que Dios nos pille confesados. Porque oiga Usted, nadie le hará caso cuando denuncie semejante incapacidad. Sólo se acordarán de Usted cuando, quebrado el municipio de turno, la empresa o la asociación, no haya ningún flotador al que agarrarse.

Mientras tanto, les doy un consejo: refúgiense en la Cultura. Es la única de la que se aprende y a la única que no nos engañará (salvo las pampinoplas de los progretas).

Que tengan un feliz año, a ser posible,.